Más libros y menos smartphones

Daniel Riobóo Buezo

Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional del libro y del derecho de autor. Lo promueve la UNESCO con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

La celebración se oficializó en una conferencia general de la organización en 1995 y se eligió el 23 de abril por ser una fecha simbólica para la literatura universal. Y es que aquel mismo día pero en 1616 fallecieron Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. Además en España también se celebran San Jorge, el patrón de Aragón en homenaje a San Jorge de Capadocia, y Sant Jordi en Cataluña por herencia de la Corona de Aragón.

En este día se celebran habitualmente actos conmemorativos en toda España como la lectura del Quijote, que este año será virtual, la entrega del premio Cervantes en Alcalá de Henares o la fiesta de Sant Jordi en Barcelona, que han tenido que aplazarse. El sector editorial afronta este año una de las jornadas clave para su negocio en pleno estado de alarma y sin poder sacar los libros a la calle, algo que ha hecho de este Sant Jordi confinado una celebración con división en el sector. 

Cervantes y Shakespeare

[Ilustración: Carreño, el Universal de México]

¿Y en qué estado se encuentra la lectura en España? Según los últimos datos de Eurostat de 2018, España es el tercer país de la Unión Europea que menos gastó en libros, periódicos y papelería durante el año 2016, un 0,7 % del desembolso total de los hogares. Y esto pese a contar con una industria editorial muy productiva. También la tasa de lectura de libros y prensa por habitante en España es una de las más bajas de Europa.

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                 [Viñeta de Antonio Fraguas, Forges]

A mi siempre me sorprenden estos datos y de hecho creo que hoy en día vivimos una gran paradoja. Probablemente leemos más que nunca. Pero, ¿qué leemos? Artículos de consumo rápido en periódicos digitales y blogs, publicaciones en redes sociales o whatsapps, cientos de mensajes  de whatsapp al día. Si sumamos todo lo que leemos en cualquier formato, la suma nos dará varias horas al día.  

Pero, ¿cuando nos sentamos realmente a leer una novela, un ensayo, un cómic o un libro de poemas durante un tiempo prolongado y sin distracciones de ningún tipo? A mi personalmente cada vez me cuesta más hacerlo. Ahora mismo tengo cuatro libros bastante avanzados pero es raro que me ponga más de 20 minutos seguidos con cada uno, cada vez me cuesta más mantener la concentración.

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¿Las razones? Creo que nuestra adicción al móvil, al smartphone, la llamada nomofobia, tiene bastante que ver. El otro día escuché a un médico denominar esta adicción la heroína del siglo XXI. Puede parecer exagerado pero lo cierto es que nos está convirtiendo en lectores distraídos y que estamos perdiendo lo que llaman la paciencia cognitiva. Intentamos leer y de repente suena una notificación o, aunque tengamos silenciado el teléfono, cada pocos minutos lo consultamos rompiendo nuestra concentración. A mi esta dispersión lleva un tiempo preocupándome y estoy intentando aislarme para leer pero, en estos tiempos de confinamiento y avidez compulsiva de información, no resulta especialmente fácil.

Mi amigo Aitor Alegría, ávido lector, dice que leer al menos una hora al día debería ser obligatorio. Pero libros, centrados y sin distracciones. Estoy de acuerdo. En cuanto lo consigues hacer enseguida percibes parte de sus beneficios cognitivos. En mi caso, aunque a veces me resulte complicado centrarme en la lectura, prometo seguir intentándolo.

Primavera en cuarentena

Daniel Riobóo Buezo

La primavera ha llegado a España y prácticamente ni nos hemos enterado por la epidemia del coronavirus y su consecuente y necesaria cuarentena. El tiempo es lluvioso y algo desapacible. Y el ambiente hosco, deprimente y nada festivo. El confinamiento afecta a todo y a todos. Los que pueden teletrabajar se estarán dando cuenta de que el teletrabajo no era la panacea y la mayoría probablemente esté trabajando bastante más de lo habitual. Al menos en mi caso llevo una semana sin parar con jornadas de once o doce horas de trabajo y además las redes se saturan con tanta población conectada. Y los que no pueden trabajar y tienen que permanecer en casa deben estar hastíados al no poder salir a la calle. Pero ojalá estos fueran nuestros mayores problemas. Pero no, cada vez hay más infectados y mucha gente grave y muriendo en los hospitales colapsados. Así que hoy la llegada de la primavera es realmente lo de menos. Al igual que tantas cosas, aplazaremos la celebración de su llegada para mejor ocasión. Y recemos para que sea cuanto antes.

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[El cuadro de la foto es «Alegoría de la primavera» (1478) de Sandro Botticelli, una de las obras maestras del renacimiento italiano. Está en la Galería Uffizi, en Florencia. Cuando todo esto pase espero poder ir allí para verlo in situ]

El efecto mariposa

Daniel Riobóo Buezo

Según un viejo proverbio chino el simple aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. En el siglo XX las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz desembocaron en la teoría del caos y en el concepto del efecto mariposa. Según este, el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Esta teoría sirvió para comprender las dinámicas atmosféricas y las predicciones meteorológicas y para afirmar que algo tan complejo como el universo es impredecible. Posteriormente se aplicó también para comprender la difícil relación causa-efecto en los fenómenos sociales. En 2020 el virus de un animal salvaje en China se extendió paralizando al mundo entero. Como el simple aleteo de una mariposa.

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