Cuarentena ‘Deluxe’

Daniel Riobóo Buezo

Casi nunca suelo seguir la prensa rosa pero estos últimos tres días ha sido prácticamente imposible no enterarse mínimamente del MerlosGate, recordando a la famosa serie de triángulos amorosos Melrose Place. Cuando saltó a Twitter el famoso clip me pareció divertido y al saber quienes eran suponía que traería cola, pero no imaginaba que tanta. Y menos ahora con el drama que supone la pandemia que estamos viviendo.

Por si alguien aún no conoce la historia, básicamente es la siguiente. Mientras Javier Negre y Alfonso Merlos, dos periodistas controvertidos y muy politizados contra el gobierno, hablan en directo en una videollamada de un polémico programa de internet, aparece una chica semidesnuda pasando por detrás de Merlos. Este no se da cuenta pero la cara de Negre es de auténtica sorpresa. Inmediatamente el vídeo salta a las redes sociales y enseguida se desvela que la mujer es Alexia Rivas, periodista del corazón. Supuestamente Merlos mantenía una relación con Marta López, una ex concursante de Gran Hermano y habitual de los programas de corazón.

MerlosGate

Poco después, esa captura de la videollamada, a pesar de haber sido retirado el vídeo de youtube, sigue circulando viralizándose exponencialmente y desatando una cascada de consecuencias. En el sainete no falta de nada. Hay supuestos cuernos y otras infidelidades varias, acusaciones de saltarse el confinamiento, reproches cruzados de falta de lealtad y, finalmente, sus consecuentes rupturas de relaciones sentimentales y de amistad entre los implicados. No entro en más detalles pero es un auténtico folletín, nunca mejor dicho.

Anoche el programa Sálvame Deluxe de Telecinco trató el culebrón de moda entrevistando a dos de los afectados, Marta López y Javier Negre  y parece que ha batido récords de audiencia y hoy sigue siendo casi más comentado que la propia actualidad de la crisis sanitaria. Su presentador Jorge Javier Vázquez, ha vuelto a reivindicarse como un icono mediático.

MelrosPlace

Siempre me ha llamado la atención la capacidad de estas historias por despertar el interés de la audiencia. Los asuntos del corazón, sobre todo cuando afectan al bajo vientre, parecen irresistibles para mucha gente y en España hay toda una industria del entretenimiento que gira en torno a ellos. A mi personalmente no me atrae la prensa rosa, dudo de su contribución educativa y prefiero dedicar mi tiempo libre a otros contenidos. Pero respeto que para muchos suponga una forma de evasión y diversión. A veces es difícil resistirse a su atracción y esta polémica ha vuelto a darle una oportunidad. Y es que el cotilleo siempre vende, en todos los ambientes y esferas de la vida pública.

El humor en tiempos de pandemia

Daniel Riobóo Buezo

Cuando llevas mes y medio confinado, tienes altibajos anímicos y puntualmente te encabronas soberanamente, el humor es más necesario que nunca. A mi a veces me sale el tiro por la culata cuando quiero desahogarme porque entro en Twitter o en Facebook buscando algo de humor y acabo leyendo publicaciones o comentarios que sólo consiguen crisparme. Pero en esos momentos he decidido buscar directamente a los humoristas. Son la mejor terapia posible.

Así, los viernes por la mañana espero salivando el nuevo sketch de Pantomima Full. Sus  sketces sobres las tipologías humanas de los españoles en 2020 nunca decepcionan. ¿Quién no tiene algún amigo así o se ha sentido reflejado en sus vídeos?

También hacer una visita a la web de El Mundo Today te da un ángulo surrealista e impagable de la actualidad. De hecho a veces hay noticias reales que incluso pueden parecer suyas y es que la realidad a menudo supera a la ficción.

Las revistas satíricas tampoco faltan fieles a su cita. El Jueves lleva desde 1977 riéndose de todo y descubriéndonos a algunos de los mejores escritores y dibujantes del cómic para adultos. Desde 2012 Mongolia le acompaña en la tarea y al humor y la sátira también añade reportajes de investigación. El Jueves se publica los miércoles y Mongolia tiene periodicidad mensual en los quioscos pero comparten parte de sus contenidos en sus webs y perfiles en redes sociales.

Portada El Jueves

Si hablamos de humoristas gráficos actuales, tenemos a grandes clásicos en prensa como Gallego & Rey, Idígoras & Pachi o Ricardo en El Mundo, El Roto, Peridis, Carlos Romeu y el añorado Forges en El País, Martinmorales en ABC, Mauro Entrialgo en Público, Malagón y un largo etcétera.

Chanantes

Además tenemos a los grandes cómicos de televisión y teatro que también están presentes en redes sociales e internet como Andreu Buenafuente, Berto Romero, el Rat Pack manchego de los chanantes con Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Julián López, Raúl Cimas, Pablo Chiapella y Carlos Areces. También el trío que forman David Broncano, Ignatius Farray o Quequé  en La Vida Moderna en la radio y sus programas de tele. Y cómo olvidar a los inimitables Faemino y Cansado. Además hay formatos nuevos y específicos más que recomendables como las portadas satíricas del gran Nico Ordozgoitila webserie «La cuarentena» de Humor Extrañe. Me dejo a muchos. Ver y escuchar su trabajo un rato cada día ahora me parece más necesario que nunca.

En el quehacer de los cómicos siempre está presente la eterna discusión sobre si se puede hacer humor sobre todo y sobre dónde están los límites. La última vez que fui al teatro antes del estado de alarma fue para ver la comedia “La gran ofensa”, escrita por Dani Amor. Trata precisamente los límites del humor para hacerte reflexionar sobre dónde están a partir de varios ejemplos. Realmente establecer una línea divisoria sobre qué puede ser objeto o no del humor parece casi tan complicado como subjetivo.

Delitos y Faltas

Según decía el personaje de Alan Alda en la memorable “Delitos y faltas”, la comedia es tragedia más tiempo. Creo que Woody Allen tenía razón. Todo lo dramático, con el tiempo, acaba por prestarse a la mirada cómica. Hay que ser muy cauto con sobre qué se bromea para no herir sensibilidades pero seguro que a a la larga terminará habiendo más humor sobre este tiempo de pandemia. Y es que hasta reirnos de nosotros mismos es terapéutico y liberador. Mientras seguimos encerrados, con miedo y algo encabronados, sigamos buscando a los humoristas, estoy seguro de que con su ayuda soportaremos el confinamiento infinitamente mejor.

 

Más libros y menos smartphones

Daniel Riobóo Buezo

Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional del libro y del derecho de autor. Lo promueve la UNESCO con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

La celebración se oficializó en una conferencia general de la organización en 1995 y se eligió el 23 de abril por ser una fecha simbólica para la literatura universal. Y es que aquel mismo día pero en 1616 fallecieron Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. Además en España también se celebran San Jorge, el patrón de Aragón en homenaje a San Jorge de Capadocia, y Sant Jordi en Cataluña por herencia de la Corona de Aragón.

En este día se celebran habitualmente actos conmemorativos en toda España como la lectura del Quijote, que este año será virtual, la entrega del premio Cervantes en Alcalá de Henares o la fiesta de Sant Jordi en Barcelona, que han tenido que aplazarse. El sector editorial afronta este año una de las jornadas clave para su negocio en pleno estado de alarma y sin poder sacar los libros a la calle, algo que ha hecho de este Sant Jordi confinado una celebración con división en el sector. 

Cervantes y Shakespeare

[Ilustración: Carreño, el Universal de México]

¿Y en qué estado se encuentra la lectura en España? Según los últimos datos de Eurostat de 2018, España es el tercer país de la Unión Europea que menos gastó en libros, periódicos y papelería durante el año 2016, un 0,7 % del desembolso total de los hogares. Y esto pese a contar con una industria editorial muy productiva. También la tasa de lectura de libros y prensa por habitante en España es una de las más bajas de Europa.

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                 [Viñeta de Antonio Fraguas, Forges]

A mi siempre me sorprenden estos datos y de hecho creo que hoy en día vivimos una gran paradoja. Probablemente leemos más que nunca. Pero, ¿qué leemos? Artículos de consumo rápido en periódicos digitales y blogs, publicaciones en redes sociales o whatsapps, cientos de mensajes  de whatsapp al día. Si sumamos todo lo que leemos en cualquier formato, la suma nos dará varias horas al día.  

Pero, ¿cuando nos sentamos realmente a leer una novela, un ensayo, un cómic o un libro de poemas durante un tiempo prolongado y sin distracciones de ningún tipo? A mi personalmente cada vez me cuesta más hacerlo. Ahora mismo tengo cuatro libros bastante avanzados pero es raro que me ponga más de 20 minutos seguidos con cada uno, cada vez me cuesta más mantener la concentración.

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¿Las razones? Creo que nuestra adicción al móvil, al smartphone, la llamada nomofobia, tiene bastante que ver. El otro día escuché a un médico denominar esta adicción la heroína del siglo XXI. Puede parecer exagerado pero lo cierto es que nos está convirtiendo en lectores distraídos y que estamos perdiendo lo que llaman la paciencia cognitiva. Intentamos leer y de repente suena una notificación o, aunque tengamos silenciado el teléfono, cada pocos minutos lo consultamos rompiendo nuestra concentración. A mi esta dispersión lleva un tiempo preocupándome y estoy intentando aislarme para leer pero, en estos tiempos de confinamiento y avidez compulsiva de información, no resulta especialmente fácil.

Mi amigo Aitor Alegría, ávido lector, dice que leer al menos una hora al día debería ser obligatorio. Pero libros, centrados y sin distracciones. Estoy de acuerdo. En cuanto lo consigues hacer enseguida percibes parte de sus beneficios cognitivos. En mi caso, aunque a veces me resulte complicado centrarme en la lectura, prometo seguir intentándolo.