La cuenca minera de El Bierzo: de ‘calefacción de España’ a patrimonio industrial

Hubo un tiempo en el que la cuenca minera de Fabero era conocida como “la calefacción de España” porque gracias a la productividad de sus minas se calentaban nuestros hogares. En cambio, tras perder la mitad de su población, hoy se considera parte de la España vaciada por lo que parece más necesario que nunca conocer de primera mano su realidad e impregnarnos de su historia.

Una de estas zonas despobladas es El Bierzo, la comarca del noroeste de León que reúne numerosos atractivos: vinos y bodegas de primer nivel, un acervo arquitectónico y natural extraordinario que el Camino de Santiago atraviesa y, desde hace poco tiempo, un patrimonio industrial en proceso de revalorización.

Cuenca minera de El Bierzo León

Carriles de la vagoneta en el interior de una galería Daniel Riobóo

Si bien las antiguas minas de oro romanas de Las Médulas son archiconocidas por ser Patrimonio de la Humanidad, la cercana Cuenca Minera de Fabero no lo es tanto, pero esto puede empezar a cambiar ya que acaba de ser declarada Bien de Interés Cultural con categoría de conjunto etnológico.

La cuenca minera Fabero-Sil ocupó durante 200 años buena parte del valle que recorre el río y sus interminables galerías también discurrían por debajo de las propias poblaciones de la comarca. Así, las casas de planta baja delatan que debajo de ellas se situaban las vetas geológicas.

La reciente declaración como Bien de Interés Cultural incluye el Pozo Viejo, el Pozo Julia, Mina Alicia, Mina Negrín, las viviendas del poblado de Diego Pérez y las líneas de baldes. Del interés patrimonial de estos lugares podemos ser testigos principalmente en la visita al impactante Pozo Julia, en la localidad de Fabero, que en 2019 tuvo 5.000 visitantes.

Cuando vayas a visitar Pozo Julia organiza bien tu tiempo porque estas visitas duran dos horas ampliables media hora más si se quiere conocer el antiguo economato y el poblado de los mineros, se realizan de martes a domingo a las 11.30 y a las 16.30 y es necesario concertar una reserva por teléfono o correo electrónico.

Castillete y exterior de la galería en Pozo Julia El Bierzo León
Castillete y exterior de la galería en el Pozo Julia Daniel Riobóo

Allí te espera Chencho Martínez, un apasionado guía de familia minera y pasado laboral en el sector. Y es que, como relata, “fue la propia Asociación de Mineros Cuenca de Fabero la que colaboró con el ayuntamiento en poner en marcha este museo minero y reconstruir una galería en el exterior a escala real que reproduce perfectamente cómo eran las condiciones de los mineros en el día a día”.

La minería de carbón ya es pasado en España porque el 31 de diciembre de 2018 se ponía fin a la extracción del carbón de antracita en nuestro país para dar paso a fuentes energéticas más limpias de acuerdo al protocolo de Kioto.

El Pozo Julia ya había cerrado antes, concretamente en 1991, debido a que las reservas se fueron agotando. Años después, en 2007, las instalaciones fueron cedidas al Ayuntamiento de Fabero que decidió revalorizar este patrimonio convirtiéndolo en un espacio que muestra la realidad de una mina que prácticamente mantiene la esencia original, lo cual le otorga una verosimilitud que por momentos nos hace tener escalofríos al escuchar pasajes de la sacrificada vida de los mineros.

Si bien la primera empresa minera en la zona data de 1843, el Pozo Julia fue construida en 1947 por Antracitas de Fabero, propiedad del empresario madrileño Diego Pérez. El pozo vertical tenía tres plantas y 275 metros de profundidad y hoy está en su mayoría repleto de agua. Se accedía a ellas a través de un ascensor para personas y vagonetas, ahora reproducido en un simulador que nos permite recordar la sensación de descender bajo tierra hasta la mina.

Zona de taquillas y de vestuarios en Pozo Julia El Bierzo León
La zona de taquillas y vestuarios es una de la más impresionantes por el efecto visual que producen las ropas colgadas Daniel Riobóo

Las visitas se organizan en diferentes estancias que también nos permiten conocer las distintas categorías profesionales que existían y se completan con exposiciones temporales siempre relacionadas con el mundo minero.

Así, comenzaremos en la lampistería, donde los mineros cogían sus lámparas cargadas para trabajar en las oscuras galerías, para inmediatamente acceder a la zona de taquillas y a los vestuarios, una de las más impresionantes por el efecto visual que producen las ropas colgadas para secarse mediante un sistema de poleas. Además, en los vestuarios tenían lugar las asambleas de mineros y se fraguaba la lucha por unas condiciones más dignas del trabajo.

Y es que los sindicatos dejaron huella en Fabero. Aquí nació la CNT en los años 30 y la extracción de carbón no se detuvo ni durante la Guerra Civil. Se trataba de una zona republicana, pero el empresario Diego Pérez ayudó a Franco en el transporte de la mercancía a Italia y Alemania. La pujanza e importancia de estas empresas fue tal que hasta llegaron a cotizar en la bolsa. Los mineros no eran ajenos a la riqueza que generaba y, empoderados, empezaron a luchar por sus derechos.

Posteriormente, de 1939 a 1949, hubo un campo de trabajo para que los mineros pudieran “expiar las penas”. Lo atestiguan numerosos documentos de la época en la siguiente sala, como otros con sus progresivos logros, como vales de 300 kilos de antracita para que pudieran calentar sus casas.

Exposición Mujeres en la mina Pozo Julia El Bierzo León
Parte de la exposición temporal ‘Mujeres en la mina’ Daniel Riobóo

Más adelante, en 1962, se produjo La huelgona, tres meses de lucha en la que los mineros consiguieron primero que les dieran toallas y jabón y, poco después, que los empresarios les proporcionaran todo lo necesario para trabajar.

En la exposición también podemos ver numerosos testimonios gráficos de la lucha minera. Hasta 1976 se trabajaba todos los días de la semana y las mujeres, en los puestos del exterior, como telefonistas o en el hospital, cobraban la mitad que los hombres por ley. Con las huelgas y la llegada de la democracia cambiaron las condiciones y se estableció la jornada de lunes a viernes, con tres turnos de ocho horas y una mejora paulatina de las condiciones económicas.

También la mujer pudo comenzar a trabajar legalmente en la mina, pero sólo podían hacerlo si eran solteras o viudas, las casadas únicamente bajo el nombre del marido enfermo o accidentado. Sus historias personales no dejan a nadie indiferente y se pueden conocer en la exposición temporal Mujeres en la mina, inaugurada el 8 de marzo.

El empresario Diego Pérez también hizo cosas muy valoradas como la construcción de un hospital de la empresa, donde se operaba y se recuperaban los mineros. Se está restaurando para el museo y mientras tanto, podemos visitar el botiquín que impresiona por sus botellas de oxígeno, los partes con los accidentes, la máquina de rayos x o su precario paritorio.

La lampistería en Pozo Julia El Bierzo León
La lampistería, donde los mineros cogían sus lámparas cargadas para trabajar en las oscuras galerías Daniel Riobóo

Posteriormente, los hijos de Pérez heredaron la empresa, de ahí el nombre de Pozo Julia, por su hija. Y finalmente, tras venderla en el año 2000, regresaron a Madrid. Poco antes, en 1998, nació la Asociación de memoria histórica de El Bierzo.

Cada una de las salas y de los diferentes enclaves presenta un interés patrimonial propio. Podemos recorrer la zona de duchas, la de los vigilantes, la sala de los facultativos (ingenieros) o la sala de los compresores que proporcionaba la energía necesaria a las herramientas y que tenía línea directa con la central térmica. Otra de las estancias del complejo es la sala de máquinas desde la que se manipulaban las jaulas de extracción y se accionaba el ascensor para los vagones. Además, conoceremos la fragua, los lavaderos o las salas de clasificación de material.

Y por último, llegaremos al espacio más impactante, la reproducción en el exterior de una galería a escala real donde podremos conocer las diferentes profesiones mineras, ver las vías por las que se movían las cintas que transportaban la antracita y sentir de verdad lo claustrofóbico que podía ser trabajar tumbado durante tantas horas para extraerla manualmente. En la galería también se proyectan varios vídeos con los mineros en acción con los que podremos ser conscientes del sacrificio que hacían arriesgándose a perder la salud por poder ofrecerles a sus hijos un mañana.

Interior de la galería Pozo Julia El Bierzo León

Interior de la galería en Pozo Julia Daniel Riobóo

Y es que cuando realices la visita de Pozo Julia muy probablemente coincidirás con familiares de mineros que, a pesar de su dureza, sienten nostalgia por aquel tipo de vida y buscan documentos o rastros de sus allegados en este museo vivo. Quizá también habrá algún minero que se quede fuera de la visita a la réplica de la galería. A veces el pasado es una losa en la memoria que algunos prefieren no revivir aunque otros debamos conocer.

El artículo original se publicó en la revista «Traveler» el 9 de junio de 2021.

Las Salinas de Añana, el tesoro recuperado de Álava

Las Salinas de Añana, en el Valle del Salado de Álava, conforman uno de los paisajes más sorprendentes del País Vasco y un enclave todavía relativamente desconocido para el turismo.

El Paisaje Cultural del Valle Salado es un destino por descubir

El Paisaje Cultural del Valle Salado es un destino por descubir

Texto:DANIEL RIOBÓO (@DANIRIOBOO)

Constituyen un fenómeno único en el mundo ya que, desde hace 6500 años, han producido sal en un proceso que prácticamente no ha variado desde los romanos. Pero en su larga historia también hay un periodo de decadencia que, en los últimos años, con la puesta en marcha de un proyecto de recuperación, le ha permitido vivir una segunda oportunidad.

El Valle del Salado, a tan sólo 30 kilómetros al oeste de Vitoria, nos permite contemplar unpaisaje único que parece sacado de otro tiempo y que en verano, con sus terrazas blanquecinas que cuelgan de las laderas, recuerda a otras latitudes. Se trata de un valle salino milenario y resiliente, que ha sabido sobrevivir a los cambios socioeconómicos, políticos e históricos adaptando la superficie de las eras que lo forman a lo que el mercado demandaba (así, fue fábrica de sal durante 6500 años y ahora se reinventa como referente de calidad en la producción de sal y como centro turístico y experiencial).

UNA HISTORIA DE PRODUCCIÓN DE SAL

La historia de las Salinas de Añana comienza hace 6500 años. Gracias a las excavaciones arqueológicas y a los restos de cenizas hallados, se ha conocido cómo se producía la sal en la prehistoria (el agua salada se dejaba en vasijas de cerámica y, tras ser calentada a fuego vivo, producía bloques de sal más fáciles de transportar a otras poblaciones para su venta). Desde el Neolítico y durante más de 4500 años se utilizó el fuego, hasta la llegada de los romanos en el siglo II A.C., cuando construyeron la salina prácticamente tal y como la conocemos hoy.

En el siglo V se deshace el asentamiento romano y la población se traslada a vivir al actual Valle del Salado donde paulatinamente se agrupó según hábitos feudales y eclesiásticos en pequeñas aldeas en las que todos querían controlar la producción. Bajo el reinado deAlfonso I El Batallador, rey de Aragón y Navarra, se construyó una muralla alrededor de las dos poblaciones del valle, y se le otorgó el título de villa en 1114, la primera del País Vasco. Entonces también se creó la comunidad de caballeros y herederos de las Reales Salinas de Añana que aún sigue vigente (si bien a finales del siglo XX los antiguos propietarios cedieron la propiedad de la salina a la Fundación que hoy las gestiona aunque siguen manteniendo acciones).

Pueblo de Añana

Pueblo de Añana

EL PAULATINO OCASO DE AÑANA

A lo largo del tiempo, Añana también se vio afectada por numerosas guerras y revueltas y, en época de Felipe II, se decretó el Estanco de la sal en Castilla por el que se llegó a un acuerdo de producción con los salineros para uniformar el precio de la sal y recaudar impuestos para la corona. Además se enviaron ingenieros que construyeron gran parte de lo que es la instalación actual.

Posteriormente, los arquitectos del siglo XIX perjudicaron la sostenibilidad del lugar al apostar por materiales más duros para las eras como la piedra y el canto rodado. De esa manera conseguían una sal mucho más blanca pero con el pernicioso efecto secundario de ir sobrecargando el terreno con materiales más pesados. Además, a finales de siglo, el mercado de la sal se liberaliza (el Estanco termina en 1870) y con la industrialización y los nuevos sistemas de transporte el precio de la sal cayó abandonándose poco a poco la producción.

Para hacerse una idea del rápido ocaso del Valle, en los años 60 del siglo XX vivían cerca de mil personas y había cerca de 5 mil plataformas de producción; en el año 2000 tan sólo quedaba un salinero con una granja de 40 eras. Así, en tan sólo 40 años estuvo a punto de desaparecer una producción milenaria y es ahí cuando se alcanza el punto de inflexión con la revitalización del proyecto.

Así es el paisaje salado de Álava

Así es el paisaje salado de Álava

EL NUEVO PROYECTO DE LAS SALINAS DE AÑANA

A comienzos del presente siglo es cuando se toma conciencia de la necesidad de transformar el territorio deteriorado y poner en valor la producción artesanal de sales de calidad. La nueva gestión está reconstruyendo un paisaje milenario que ya está recuperando el segundo tercio del total de eras productivas del Valle del Salado. El proyecto ya ha cumplido 16 años y ha recibido el premio Europa Nostra, el mayorgalardón de conservación de patrimonio a nivel europeo y en 2014 fue candidato a Patrimonio Mundial de la Unesco, además de estar consideradas como monumento histórico.

Las salinas tienen en la actualidad una extensión de 6km de largo por 3 de ancho en un valle de 120.000 m2 íntegramente dedicados a la producción salinera, en su momento de mayor apogeo. De la parte alta de la instalación brotan manantiales naturales de agua salada de los que parten tres canales principales y una red de subcanales desde los que la sal llega a toda la instalación y que en verano, con sol y buen tiempo, permiten producir la sal.

LA FORMACIÓN MILENARIA DE LAS SALINAS

En las Salinas de Añana sólo se produce sal de forma artesanal durante los meses de primavera y verano, aproximadamente del 1 de mayo al 15 de septiembre, cuando las altas temperaturas permiten la evaporación natural, al contrario que en las grandes fábricas industriales que producen sal durante todo el año.

A lo largo del valle existen numerosos conductos o canales, llamados “rollos”, que reparten la salmuera desde los manantiales donde brota naturalmente con una concentración siete veces superior a la del agua del mar, y que se ha ido formando naturalmente a lo largo de millones de años al entrar agua de mar e ir creando un sedimento de sal bajo la tierra. Este es presionado por materiales más duros de los estratos superiores para hacer que la sal suba a la superficie como si de una burbuja se tratase acompañada de los materiales que va encontrando a su paso (arcilla, rocas calizas, etc.).

Las temperaturas muy altas no son adecuadas, lo idóneo es tener de 23 a 28 grados de temperatura con el viento norte que trae la humedad necesaria para la recogida de sal. Todos los salineros producen a la vez en verano, en un sistema semejante a los regadíos donde cada salinero tenía adjudicado su turno de agua salada para la producción de sal. El material estrella de la salina es la greda, la arcilla producida de forma natural y que, llegado el turno, se retira para que el agua fluya en su propiedad y cuando este termina, se vuelve a poner para pasar el turno al siguiente salinero. Las disputas no eran por ver quién producía más o menos sal sino por el derecho al tesoro más preciado, la salmuera o agua salada por lo que había picaresca y se podían hacer agujeros en la arcilla para que siguiera llenándose el depósito.

Los diferentes tipos de sal de Añana

Los diferentes tipos de sal de Añana

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NUEVA SAL DE CALIDAD

El mercado de las sales cada vez está más en auge ofreciendo una mayor variedad de colores y sabores. Con el uso de los nuevos materiales ha cambiado de color obteniéndose una sal blanquísima y brillante sin ningún tratamiento.

Desde el inicio de la recuperación del proyecto se tuvo claro que Añana no volvería a ser la fábrica que fue sino que se debía primar la producción de sal de calidad sobre la cantidad. Así, en los últimos años se ha logrado producir una sal gourmet utilizada por grandes cocineros como Dani García, Martín Berasategui, Andoni Aduriz o Joan Roca.

Son un total de diez chefs con 26 estrellas Michelin los embajadores de la sal de Añana, que la utilizan en sus restaurantes avalando su calidad: ésta no sala en exceso, y utilizando mucha menos cantidad consigue potenciar e intensificar los sabores de los alimentos por la riqueza en minerales y oligoelementos de una sal con 200 millones de años de sedimentación.

CUATRO TIPOS DE SAL

En las salinas de Añana se consiguen cuatro productos: la sal mineral, la flor de sal, la sal líquida y el chuzo o estalactita de sal.

La sal mineral se utiliza más para cocer y hacer guisos; mientras, la flor o escama de salse aplica directamente sobre el producto ya cocinado y además es visualmente más atractiva. La sal líquida contiene la misma salmuera que brota de los manantiales y se utiliza para aliñar ensaladas y para productos cocinados al horno, plancha y parrilla (se rocía sobre el alimento cristalizando formándose una película de sal). Por último, el chuzo de sal ha pasado de ser un producto ignorado y al que históricamente no se le daba ningún valor a convertirse, tras distintos estudios y catas de sal, en el producto más exclusivo y gourmet ya que la sal que se obtiene de ellos es muy fina y muy potenciadora del sabor. Recientemente se ha lanzado al mercado con un precio de 600 euros el kilo.

Además, desde 2012 se ha creado una colección de diez sabores surgidos por la necesidad y la gran demanda en el mercado. Así, la sal de Añana se ha fusionado con diferentes sabores de la dieta mediterránea y otros más exóticos como la aceituna, cayena, finas hierbas, sal de de vino, de curry o de pimienta negra.

EL PROYECTO CULTURAL

El otro proyecto de las Salinas de Añana es el cultural, para la divulgación, el aprendizaje y la investigación de nuevas aplicaciones de la sal. Actualmente, prácticamente la mitad de la salina está recuperada y además se han creado zonas de ocio, disfrute y turismo y una tienda en donde pueden adquirirse los distintos tipos de sal.

En mayo se inaugura la cosecha con un cocinero de renombre;  en septiembre se celebra la fiesta de fin de cosecha (el entroje) e incluso se disputa un maratón de montaña que termina en el Valle del Salado. Mientras, en verano, el periodo visualmente más atractivo, podrás aprender a producir sal; además también hay un graderío en donde se realizan eventos. El día más importante es el 10 de julio, San Cristóbal, cuando cerca de cien personas del pueblo representan una recreación histórica. Además en la instalación existe un pequeño SPA al aire libre donde se pueden introducir piernas y brazos para disfrutar de los beneficios relajantes de un agua hasta siete veces más salada que la del mar.

La visita a las salinas se completa con una cata en su centro de interpretación en donde podemos poner a prueba nuestros sentidos. No sólo el gusto sino también la vista, el olfato y el tacto ya que en la misma se proponen varios juegos para intentar distinguir sabores, texturas, olores y colores y que sirve para redondear una visita tan sorprendente y atractiva como instructiva.

*Para visitar las Salinas de Añana hay que hacerlo a través de alguna de las visitas guiadas (muy completas) que ofrece la fundación, previa reserva a través de su página web o por teléfono llamando al +34 945 351 111 o a través del mail reservas@vallesalado.com

La forma de producir sal, totalmente tradicional

La forma de producir sal, totalmente tradicional

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

Se hace llamar Juan Sin Miedo porque su lema es que el miedo es su gran aliado. Su nombre real es Juan Menéndez Granados, un deportista extremo asturiano de 32 años que lleva desde 2003 afrontando retos de dificultad creciente en los entornos más remotos e inhóspitos del planeta. A diferencia de otros exploradores, Juan los recorre en bicicleta y sin asistencia técnica.En sus aventuras mezcla su pasión por recorrer los países de forma extrema con su apetito por la descarga de adrenalina y su ambición por superarse constantemente.

Un deportista extremo no nace sino que se hace. Siempre hay una experiencia que despierta la curiosidad y un momento concreto que prende la mecha y crea un fuego interno que será imposible apagar. En el caso de Juan la curiosidad surgió pronto, “cuando a los 16 años hice el Camino de Santiago”, para ir alimentándose poco a poco. “Los objetivos se fueron sucediendo, pasando de viajes en bicicleta a expediciones de más dificultad”, manifestándose definitivamente recién estrenados los 20. “El momento clave fue la travesía a los Pirineos. Ahí me di cuenta de que tenía mucho recorrido como deportista y de que tenía mucho mundo por pedalear”.

Y es que, desde entonces, las expediciones son parte inseparable de su existencia. “Las expediciones son un estilo de vida. Es diferente y muy sacrificado, supone renunciar a muchas cosas«. Porque, sin duda, su elección es muy arriesgada, un órdago en cada nuevo reto y como forma de ganarse la vida. “No siempre es fácil, a pesar de que estoy persiguiendo el sueño de hacer y dedicarme a lo que más me gusta”.

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

Juan durante una de sus expediciones

D.R.

Juan Sin Miedo es un cuento de los hermanos Grimm, en el que el valiente y nunca temeroso Juan salió de casa dispuesto a vivir una aventura que le hiciera por fin experimentar el miedo. (Spoiler: finalmente consiguió sentirlo de la forma más inesperada, con una jarra de agua fría que su mujer vertió sobre él mientas dormía). En el caso de Juan Menéndez, su relación con el sentimiento “es muy especial. Pese a mi apodo, no significa que no tenga miedo sino todo lo contrario”. Sin embargo, cuando lo experimenta, deja de ser su enemigo para convertirse en su compañero. “Me ayuda a tomar decisiones, a mantenerme con vida. Hay situaciones que te llevan al límite, necesitas estar concentrado y decidir y actuar correctamente para sobrevivir. En ocasiones, el miedo es mi aliado”.

Este particular aliado ha ayudado a Juan a superar cada año sus propios límites. Comenzó en 2003 con la Transpirenaica y, desde entonces, ha recorrido en bici Escocia, el Atlas marroquí, ha atravesado la selva del Amazonas por la Transmazónica, los Urales, Australia en diagonal, el lago Baikal helado, la isla de Groenlandia o el desierto de Atacama. Además,ha sido el único ser humano hasta ahora capaz de llegar al Polo Sur en bicicleta y sin asistencia en una travesía que duró 46 días soportando temperaturas extremas. Quizá su gran hazaña hasta el momento.

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

“La soledad es una compañera difícil. Hay que saber entenderla y lidiar con ella»

D.R.

Entre los momentos más difíciles de su periplo aventurero, Juan sitúa “las deshidrataciones en Australia, el no poder avanzar por el viento a más de 5.000 kilómetros en los Andes o el pasar los últimos cuatro días en la Antártida sobreviviendo con una mezcla bebible de chocolate y aceite”. Unas experiencias que le han cambiado y transformado. “Te hacen formarte como persona apoyándote en valores nobles y haciendo que aprecies más la vida y disfrutes más cada instante”.

Para poder afrontar y financiar sus expediciones, Juan debe trabajar duramente durante los meses previos a sus retos y así pasa los veranos trabajando en Noruega largas jornadas a la espera de poder conseguir más patrocinadores. “Es más difícil conseguir la financiación para mis expediciones, que pedalear al Polo Sur… Parece una broma, pero va muy en serio”. Se trata de otro tipo de esfuerzo, que a Juan le resulta especialmente duro. “Es lo más difícil, lo que más cuesta, lo más agotador. Se ha progresado, pero en España nos sigue costando apostar por este tipo de cosas, no hay suficiente cultura de exploración”.

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

Juan trabaja en Noruega para financiar sus expediciones

D.R.

Tras conseguir ahorrar llegan la preparación y los entrenamientos enfocados a reproducir el entorno y las situaciones con las que se encontrará en cada uno de los destinos. “Son muy intensos, con muchas incertidumbres, cargados de ilusión por explorar y descubrir sitios fascinantes. Además, hay una gran carga de organización logística. Son muchos los pequeños detalles que pueden echar por tierra meses de trabajo, y en los que no puedes fallar”.

Estos entrenamientos los alterna en los meses previos al reto con su otra faceta, la de conferenciante para transmitir sus experiencias. “Siento verdadera vocación por transmitir cómo me enfrento a mis miedos, cómo los supero y cómo logro objetivos a priori casi imposibles. La incertidumbre, la adversidad, los imprevistos, la planificación previa, la toma de decisiones, el liderazgo, la confianza…” Estas capacidades y aptitudes son aplicables para todos nosotros, en nuestra vida diaria y profesional, algo que Juan quiere compartir. “Espero poder ayudar a mucha gente con mis conferencias motivacionales e inspirarles a perseguir sus sueños”.

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

«En ocasiones, el miedo es mi aliado”

D.R.

Una vez listo para lanzarse a la aventura, Juan se enfrenta a rutas de más de un mes y, en ocasiones, de varios meses de travesía en solitario, algo para lo que hay que estar muy preparado mentalmente. “La soledad es una compañera difícil. Hay que saber entenderla y lidiar con ella. Hay veces que te encuentras mal y estar en solitario en un entorno tan extremo no ayuda. Es cuando tienes que sacar lo mejor de ti mismo.”

Esa soledad y esfuerzo en solitario tienen su recompensa con la llegada al final de cada expedición. “El conseguir lo aparentemente imposible es algo inolvidable, indescriptible”. ¿Y sus primeros pensamientos al lograrlo? “Te acuerdas de esos momentos en los que no podías más y seguías adelante, y de esas personas que te han apoyado siempre, incluso en los momentos más complicados. También en toda esa gente que me deja mensajes de ánimo y que me sigue por las redes sociales”.

Precisamente a través de las redes sociales, Juan Menéndez dará a conocer dentro de poco su próximo reto, que aún no quiere desvelar. Para conocerlo, podemos seguirle enFacebook, Twitter e Instagram y a través de su propia página web. “Tengo un gran proyecto para este 2017. En breve lo haré público en mis redes sociales, y la gente podrá seguir el día a día”. Habrá que estar atentos, porque hazañas como las de Juan son las que mejor prueban cómo viajar y afrontar retos nos hacen crecer.

Juan Sin Miedo, el deporte extremo como forma de vida

«Pese a mi apodo, no significa que no tenga miedo sino todo lo contrario”

D.R.

El artículo original publicado en la edición digital de la revista Traveler.