Balibo, un apasionante «thriller» político

Octubre de 1975. El régimen dictatorial de Indonesia encabezado por el general Suharto está a punto de invadir Timor Oriental. Allí, cinco reporteros de dos canales de televisión australianos han desaparecido. Un veterano periodista australiano, Roger East, es contratado por José Ramos-Horta, el mismo que posteriormente será presidente del Timor independiente para hacerse cargo de la agencia de noticias del país. East llega a Timor dispuesto a contar la historia de lo sucedido y a seguir el rastro de los cinco periodistas desaparecidos.Es tan sólo parte de la historia de «Balibo», un apasionante thriller político basado en hechos reales y que con veracidad, contundencia y ritmo se iguala con las mejores películas sobre reporteros de guerra para contarnos una historia que no puede dejar a nadie indiferente y que ha generado una gran polémica desde su estreno en Australia hace unos meses.

Antecedentes del conflicto de Timor Oriental 

La historia de la pequeña isla de Timor es un rompecabezas de divisiones, colonizaciones e invasiones. Situada al sur de Malasia y al norte de Australia, hoy está dividida en el Estado independiente de Timor Oriental y en Timor Occidental, todavía parte de Indonesia. En lo que atañe a la historia que cuenta la película, Timor Oriental fue una colonia portuguesa hasta 1975 cuando, tras la revolución de los Claveles en Portugal, la isla rompió sus lazos con la metrópoli.

Entonces el gobierno pasó a manos del Frente Revolucionario Fretilin. Una semana después de proclamar su independencia de Lisboa, el general indonesio Suharto decidió invadir la isla el 7 de diciembre tras unas incursiones previas, tomando Dili, la capital.

Uno de los mayores genocidios de la historia

Así, Timor Oriental, ninguneado por las principales potencias fue masacrado por Indonesia durante 24 años hasta que en 1999 aprobó su autodeterminación y finalmente en 2002 consiguió su independencia en parte gracias a la labor en el exilio de José Ramos-Horta, premio Nobel de la paz en 1996. Durante este período se calcula que cerca de 200.000 personas sobre un total de 650.000 habitantes fueron asesinadas a manos del ejército indonesio en uno de los mayores genocidios de la historia.

Es en este contexto en el que se sitúa una película que ha vuelto a poner de actualidad el tremendo drama de esta pequeña nación a través de la peripecia de cinco jóvenes reporteros que cubrían el conflicto.

Realidad y ficción en Balibo. La censura en Indonesia

La película está basada en el libro “Cover Up” de la escritora Jill Jolliffe que ha seguido la historia de “los cinco de Balibo” durante más de treinta años. Presenció en persona las primeras incursiones de las tropas indonesias y denunció la muerte de cinco compañeros en Dili. Posteriormente fue evacuada por la Cruz Roja días antes de la invasión definitiva de la pequeña isla. Tres años después Jolliffe se trasladó a Portugal desde donde siguió el conflicto y actualmente es corresponsal en el país asiático.

Pero la versión de Jolliffe sobre lo sucedido en el pequeño pueblo fronterizo de Balibo es desautorizada por el gobierno indonesio mientras que un informe judicial australiano de 2007 sigue sosteniendo la tesis que recoge el libro y su adaptación al cine. Así, las acusaciones pendientes de crímenes contra la humanidad han provocado que Indonesia prohíba una película que supone una china en su zapato. Eso si, el denostado top manta ha demostrado su utilidad esta vez al distribuirla clandestinamente para que los indonesios puedan conocer otra versión de lo que sucedió en la pequeña isla del pacífico. Mientras, organismos como Human Rights Watch han instado al gobierno indonesio a retirar la prohibición sobre la película y a fomentar la libertad de expresión mientras varias ONG´s locales han organizado pases clandestinos.

Anthony LaPaglia y Oscar Isaac protagonizan la película

«Balibo» está dirigida por el australiano Robert Connolly en la que supone su tercera película. Connolly es también coguionista de la misma junto a Jill Jolliffe, la autora de la investigación en la que se basa. Los papeles principales están interpretados con una gran solvencia por el televisivo Anthony LaPaglia en el papel del veterano periodista Roger East y por Oscar Isaac, el prefecto cristiano de la Alejandría retratada por Amenábar en Ágora.

La película rechaza la versión de lo ocurrido tanto del Gobierno indonesio como del australiano para contar en paralelo lo sucedido a los periodistas y su posterior búsqueda por parte de East y Ramos-Horta. Y lo hace sin manierismos, de una forma realista, certera y emocionante. Su estreno aún está pendiente en España y Latinoamérica tras ser premiada en diferentes festivales alrededor del mundo.

Ciudadano Berlusconi o el telegobierno de Italia

Publicado por Daniel Riobóo en Suite101.net

Una mujer entrada en carnes y en años se desnuda sin complejos ante la cámara entre sonrisas cómplices de productores televisivos. Un joven obrero que se hace llamar Ricky intenta la cuadratura del círculo mezclando a Bruce Lee y a Ricky Martin en una actuación que le catapulte a la fama. Adolescentes italianas bailan sensualmente mientras estorban a sus competidoras en un concurso más para poder aspirar a ser velinas, las mujeres florero de la televisión italiana. Son todas estampas de un mismo sueño que se generaliza en Italia: el de poder aparecer en televisión para ser reconocido socialmente y recompensado económicamente.

La videocracia, el gobierno de la televisión

“Videocracy” es el documental del cineasta Erik Gandini, un italiano residente en Suecia que analiza como la televisión made in Berlusconi ha ido aumentando su influencia y su poder de seducción entre la población italiana de forma paralela a la ascensión empresarial y política de Silvio Berlusoni. Convertido en una suerte de Ciudadano Kane a la italiana, Berlusconi es el responsable de una «revolución cultural» desde la caja tonta en la que el dinero, la imagen y el sexo son los principales reclamos.

También y, sin pretenderlo, es el personaje sobre el que gira un documental que ha sembrado la polémica desde que se presentó fuera de concurso en la última Mostra de Venezia y cuyo tráiler fue inmediatamente censurado por la televisión pública italiana, la RAI.

El documental retrata una Italia donde la imagen, la fama y el dinero lo son todo

El documental mezcla imágenes de archivo con entrevistas personales realizadas por el director. Da a conocer a una serie de personajes que se lucran directamente de una sociedad frívola donde la imagen y las influencias son el medio para acceder a la fama, el poder y el dinero. Para conseguir estos testimonios Gandini nunca dijo que estuviera realizando un documental sobre la influencia mediática de Berlusconi, sino tan sólo sobre el mundo de la televisión.

Solo así pudo tener acceso a personajes como Lele Mora, el agente televisivo más influyente de Italia que no oculta el amiguismo imperante mientras muestra su profunda admiración por Mussolini. Del modelo berlusconiano también se beneficia Fabrizio Corona, un altivo dueño de una agencia de paparazzis que se define como un Robin Hood moderno y a la vez egoísta y que no duda en perseguir y posteriormente chantajear a famosos cazados en situaciones comprometidas. Su fuerte personalidad y su gusto por provocar le han convertido a él mismo en una estrella mediática en esta Italia decadente.

Berlusconi, un personaje polémico y megalómano

Pero el propio Berlusconi también genera polémica allí donde va. Su vecina en la célebre Villa Certosa ha encontrado la gallina de oro convirtiéndose en una paparazzi más que espía y retrata a los invitados de las fiestas de la suntuosa mansión del primer ministro y que se han hecho célebres.

También aprovecha sus continuos actos en Cerdeña para retratar a un hombre que muestra su megalomanía al afirmar que ha conseguido todo lo que se proponía y todo en lo que nadie creyó: el mejor equipo del mundo, el AC Milan, un imperio mediático sn precedentes en Italia y, finalmente, acceder a un Gobierno que además consigue sacar adelante leyes que le protegen frente a las causas judiciales pendientes.

La ambición sin límites del primer ministro italiano

Al igual que el magnate de la prensa en Estados Unidos a quien inmortalizó Orson Welles en el biopic más aclamado del cine, Berlusconi ha ido acaparando poder desde que a finales de los setenta las leyes italianas permitieron a sus canales locales emitir a nivel nacional. Desde entonces su imperio mediático y su influencia no han dejado de crecer, primero a través de su emporio Fininvest y su filial Mediaset y después directamente a través de las cadenas públicas.

Serge Gainsbourg, una vida de película

Serge Gainsbourg no sólo fue un cantante y compositor que también tocaba el piano y que ocasionalmente pintaba y dirigía cine. Tampoco fue únicamente un seductor por cuya vida pasaron las más célebres actrices y cantantes de la época. Gainsbourg fue algo más, un mito, un provocador, una de las figuras más reconocidas del siglo veinte en Francia y cuya vida ha sido llevada ahora a la pantalla por el debutante Joann Sfar.

Sus comienzos, del pincel al piano y a la composición

Serge Gainsbourg es alguien de quien todos los franceses han escuchado hablar y cuyas canciones han cantado en alguna ocasión. Hijo de inmigrantes judios rusos, Lucien Gainsbourg nació en Paris en 1928 y, desde muy joven, sintió el impulso de crear por lo que fue un estudiante precoz de Bellas Artes en una Francia ocupada por los nazis.

Influído por su padre, pronto cambió el pincel por el piano y empezó a frecuentar el circuito de cabarets parisinos. En uno de ellos conoce a la cantante Juliette Greco y empieza a componer para ella. Poco después lo hace también para France Gall que, con “Poupée de cire, poupée de son”, gana Eurovisión en 1965.

La vida heroica de Serge Gainsbourg

Dos años después, ya consagrado como compositor y también como cantante a pesar de su voz cavernosa, Gainsbourg vive una intensa relación con Brigitte Bardot, estrella del momento y con quien graba algunos de sus temas más conocidos. Entre ellos, según algunos, podría estar el mítico “Je t’aime… moi non plus” («Yo te quiero…yo tampoco») pero, al estar Bardot casada, quien finalmente puso voz a la sensual canción fue la cantante británica Jane Birkin, otra de las mujeres que marcarían los años felices de Gainsbourg. Junto a ella escandalizó a medio mundo en 1969 al convertirse en un icono de la rebeldía y la liberación sexual.

Altibajos en su carrera y creación de «Gainsbarre»

Dotado de una fealdad muy particular, Gainsbourg fue uno de los personajes más polémicos y a la vez queridos de su tiempo. Poeta, misántropo y provocador hasta desesperar a los sectores más conservadores, Gainsbourg siempre tuvo problemas para conciliar su vida personal y el personaje maldito que le había hecho famoso.

Su afición a la noche y a las mujeres hermosas le fueron creando problemas de pareja con Birkin, mientras que el alcohol y el tabaco comenzaron a minar su estado de salud. En los años 70 concibe también a su alter ego, “Gainsbarre”, con quien provoca continuamente en Francia a través de sus escandalosas apariciones televisivas.

La bajada a los infiernos en los años 80

Además de protagonizar y dirigir algunas películas, Gainsbourg siguió triunfando en la escena gracias a un estilo musical único que en los 80 le permitió también seducir a los más jóvenes a través del rock, así como traer a Francia el reggae tras pasar una etapa en Jamaica.

Su versión reggae de “La Marsellesa” le situó definitivamente a la cabeza de los inconoclastas despertando todo tipo de reacciones. En esta década conoció también a su cuarta mujer, la modelo Bambou, pero su salud continuó deteriorándose para finalmente morir de un ataque al corazón en 1991.

“Gainsbourg, vie heroïque», la adaptación personal de Joann Sfar

El biopic sobre Gainsbourg no es precisamente una de esas biografias filmadas en donde predomina el tono documental. Todo lo contrario, está concebida como un cuento y su creador, el realizador debutante Joann Sfar, se permite divertidas licencias al llevar a la gran pantalla su propia versión de un personaje mítico de la cultura urbana francesa, como deja claro en los créditos, mientras manifiesta su fascinación por Gainsbourg.

La película tiene un planteamiento muy original, algo esperado por los seguidores de la trayectoria artística de su creador. Sfar viene del mundo del cómic, un ámbito en el que lleva tiempo destacando en el panorama francés. Así, el biopic no cae en ningún momento en concesiones al cine intelectual francés y se aleja de las biografías convencionales. La estética y la fotografía de la cinta le conceden un tono muy personal, al que también contribuyen su banda sonora y las grandes interpretaciones de sus actores.

El clon de Gainsbourg, la sorpresa de Laetitia Casta y el adiós de Lucy Gordon

La película está protagonizada por el actor Eric Elmosnino, quien mimetiza a Gainsbourg, en parte, gracias a su gran parecido físico con el artista francés. Su gran trabajo interpretativo está secundado por las actrices que encarnan a las mujeres que marcaron la vida de Gainsbourg, empezando por una sorprendente Laetitia Casta, pura sexualidad, en la piel de Brigitte Bardot. En la cinta también destaca la tristemente desaparecida Lucy Gordon que, meses después de dar vida a Jane Birkin en la película, se quitó la suya en la vida real, razón por la que el director le dedica una obra tan personal como seductora.