El plan de viabilidad: qué es y por qué es tan importante

Si montar una empresa exitosa fuera sencillo, todos lo haríamos. Pero no lo es y ni siquiera tener la mejor idea de negocio garantiza el éxito. Hay otros aspectos tanto o más importantes que se deben tener en cuenta al poner en marcha un nuevo proyecto, como por ejemplo la visión del negocio o contar con un plan de viabilidad bien estudiado y redactado.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el emprendimiento vuelve a crecer en España a pesar de la pandemia, o quizá como consecuencia de esta. Así, la creación de empresas en el primer semestre de 2021 ha sido un 57,6 % mayor a la del mismo periodo de 2020.

Pese a los datos cambiantes, es preciso ser consciente de que cada año nacen y se destruyen miles de empresas en nuestro país por lo que la capacidad de un emprendedor para aumentar el grado de certeza de la viabilidad de su negocio es vital para su supervivencia.

¿Qué es un plan de viabilidad y qué lo caracteriza?

Antes de emprender debemos hacernos muchas preguntas, y una vez que las respuestas nos indican que es el momento de hacerlo es hora de ponernos manos a la obra. Cuando en el emprendimiento se habla de plan de negocio o de viabilidad nos referimos a un documento escrito que cada emprendedor elabora con el objetivo de planificar, evaluar y controlar los aspectos más importantes del negocio. Este abarca desde la propia idea hasta todo lo relativo a la puesta en marcha de la empresa, identificando y redactando las etapas necesarias para llegar al éxito.

Así, el plan de viabilidad, además de plasmar la idea de proyección del negocio, debe reflejar que sea financieramente viable y debe servir a los emprendedores como herramienta de trabajo, ayudando a planificar el proyecto desde la óptica económica y financiera. Este plan también debe contemplar la posibilidad de involucrar a otros posibles participantes en el proyecto para poder obtener fuentes de financiación externa.

¿Qué puntos debe recoger un plan de viabilidad?

Para redactar un plan de negocio completo es fundamental reflejar una serie de puntos obligatorios.

La idea debe incluir el nombre, imagen y ubicación de la empresa, así como la naturaleza de la propia idea y de cómo la presentaremos, cómo queremos posicionarnos en el mercado y el target o público al que dirigiremos las acciones comerciales. También cómo canalizar el apoyo de los socios y posibles accionistas o de los terceros interesados.

Es importante tener en cuenta los trámites legales y fiscales y reflejar qué leyes, licencias y condiciones necesitamos para lanzar nuestra idea de negocio.

También es fundamental conocer a fondo el mercado y el sector al que nos dirigimos para identificar y estudiar la potencial demanda y la oferta ya existente, es decir, quiénes serán nuestros competidores directos.

El plan de operaciones es un inventario de los recursos humanos, técnicos, materiales y económicos que se aportan y se necesitan para el proyecto y cómo van a ser gestionados y aplicados para sacarles el mayor rendimiento posible de cara a conseguir los objetivos fijados.

Identificar los canales que utilizaremos para conectar con el público objetivo es la base del plan de marketing. Pero también debe incluir toda la información relativa a los productos o servicios que vamos a ofrecer: en qué consisten, su precio, nombre, características o cómo haremos el control de calidad. La política de distribución comercial igualmente debe estar presente: cómo venderemos y cobraremos, cuáles son los canales de distribución y los medios de promoción y publicidad, así como una hipótesis sobre las fases de crecimiento y madurez del producto o servicio que vamos a ofrecer.

Por último, el plan financiero debe indicar de qué recursos económicos disponemos, si necesitamos subcontratar o solicitar algún tipo de préstamo o crédito o si podemos solicitar algún tipo de subvención pública o privada. Igualmente, este apartado debe definir el volumen de ventas que esperamos obtener y proyectar la rentabilidad y los resultados que queremos conseguir así como establecer la estructura económica y financiera de la sociedad que hemos constituido.

¿A dónde podemos acudir una vez redactado el plan de negocio?

Como comentábamos anteriormente, el plan de viabilidad es una herramienta fundamental para poder atraer inversión de capital por parte de terceros. Por ello podremos utilizarlo para presentar nuestro proyecto a entidades bancarias, business angels u otro tipo de inversores de cara a que conozcan la rentabilidad que esperamos y puedan estimar el margen de riesgo que pueden asumir si otorgan la financiación que solicitamos.

En resumen, el plan de viabilidad es un documento necesario que nos permitirá plasmar y presentar ante terceros nuestra idea de negocio, cómo la llevaremos a cabo y qué rentabilidad esperamos obtener y ofrecer a los posibles inversores. Además, nos servirá como instrumento de control del negocio.

Nuevas formas de invertir, lo que nadie te cuenta: ETFs versus fondos de inversión

A la hora de invertir nuestros ahorros podemos optar por productos financieros más conservadores como los depósitos o la renta fija, o asumir más riesgo y buscar una mayor rentabilidad recurriendo a la renta variable.

A la tradicional compra de acciones y a la posterior participación en fondos de inversión se ha unido una nueva opción muy atractiva por sus ventajas y que es un híbrido entre ambas, los EFTs o fondos cotizados. Para entenderlos mejor, antes es preciso conocer qué es un fondo de inversión y las diferencias entre ambos, ya que son productos directamente relacionados.

¿Qué es un fondo de inversión?

Un fondo de inversión es un producto financiero que busca simplificar las inversiones reuniendo el capital de un gran número de inversores que delegan la administración de sus ahorros en manos de un profesional de una entidad gestora. Éste toma por ellos decisiones sobre la compra y venta de valores que generen grandes rendimientos para cumplir los objetivos ofrecidos por el fondo a sus inversores.

A medida que los bajos tipos de interés han penalizado a los ahorradores más conservadores, la mayor rentabilidad, liquidez y diversificación que ofrecen los fondos de inversión han contribuido a aumentar su popularidad si bien a la hora de contratarlos ante nuestro banco debemos tener varios factores en cuenta, sobre lo que hablaremos a continuación.

¿Qué debes tener en cuenta a la hora de elegir un fondo?

Existen diferentes tipos de fondos de inversión: de renta fija, de renta variable y mixtos. Lo primero que debemos tener en cuenta son los objetivos, plazos y garantías que ofrece el fondo que nos interese o nos recomienden, para compararlo con otros. El rendimiento no tiene por qué ser siempre predecible y los asesores financieros suelen insistir en que las rentabilidades pasadas no son siempre garantías de rentabilidades futuras. Por ello es importante analizar su comportamiento no sólo con respecto a su índice de referencia sino también compararlo con el de otros fondos que inviertan en empresas de la misma categoría. En este sentido existen diferentes herramientas de los propios bancos para analizar y comparar fondos.

Otro aspecto importante a valorar son las comisiones que nos cobra nuestro banco o agencia independiente, ya que si optamos por un fondo de inversión más conservador que obtenga rendimientos más reducidos corremos el riesgo de que las comisiones puedan incluso superar a las propias ganancias. También debemos tener en cuenta el coste del servicio de asesoramiento financiero del banco o gestora ya que ambos están obligados a indicar claramente estos costes a los clientes.

Por último, es importante valorar en su justa medida la oferta de fondos de nuestra entidad bancaria ya que, cuanto mayor sea ésta, mayor será también la probabilidad de que haya productos más interesantes y con menores costes asociados.

¿Qué son los ETFs y qué tipos hay?

A pesar de que el acrónimo suene extraño, los ETFs son instrumentos de inversión muy sencillos. Un Exchange-Traded Fund o fondo de inversión cotizado es un fondo de inversión que, como su nombre indica, se negocia y cotiza en mercados de valores de la misma forma que las acciones. Es decir, se trata de un producto híbrido que nos ofrece la diversificación de la cartera de un fondo con la flexibilidad que supone poder entrar y salir de ese fondo con una simple operación en Bolsa como haríamos con las acciones.

La principal característica y diferencia con los fondos de inversión tradicionales es que los ETFs se compran y venden en tiempo real en bolsa con las mismas comisiones que cualquier acción, mientras los fondos tradicionales solamente pueden suscribir o reembolsar su valor liquidativo (el valor total de la cartera del fondo menos los gastos, dividido entre el número de participaciones) tras calcularlo al cierre de cada sesión.

La segunda característica de los ETFs es que son fondos indexados y que replican el comportamiento de un determinado índice de referencia, zona geográfica o sector, ya sea el IBEX 35, el Eurostoxx 50 o el Nasdaq 100. Así, según el índice o sector que copien, hay varios tipos diferentes de ETFs

Existen ETFs que reproducen renta fija (deuda, bonos) o renta variable (instrumentos cotizados), ETFs locales, sectoriales (sólo financieras, tecnológicas, etc.), ETFs referenciados a materias primas, divisas, apalancados e incluso inversos (los que reproducen el comportamiento contrario al del índice replicado).

¿Qué ventajas tienen los ETFs?

Una de las principales ventajas de los fondos cotizados es su liquidez ya que ésta es la misma que la de la cartera de valores que componen su índice de referencia. El acceso a ella está garantizado en todo momento a lo largo de la sesión bursátil a través de unos parámetros que han sido establecidos previamente a su admisión a cotización y cuyo cumplimiento está supervisado por la propia Bolsa.

Los EFTs son productos muy accesibles para el inversor ya que no existe una inversión mínima y su compra y venta se realiza a través de los intermediarios financieros habituales y en cualquier momento del horario bursátil, lo que ofrece una gran flexibilidad y transparencia pudiendo saber su cotización en todo momento al estar representando un índice.

Otra característica de los ETFs es su diversificación ya que permiten ampliar las oportunidades de inversión al existir miles de posibilidades donde elegir y al poder operar en diferentes países, regiones, sectores y tipos de activos. Su contratación tiene la agilidad de una simple operación en Bolsa, en tiempo real y con menores comisiones que otros productos de inversión al ser fondos de gestión pasiva que no necesitan un gran número de analistas porque su objetivo es copiar un índice bursátil.

¿Cuál es la mejor opción para ti?

Como siempre que hablamos de posibilidades de inversión, la respuesta debería ser: depende. Depende de tus objetivos, tolerancia o aversión al riesgo, tus expectativas de rentabilidad y de cuando pretendas disponer del dinero. Como consejo podemos recomendarte que no dejes de informarte en tu banco y de investigar sobre los diferentes fondos de inversión y fondos cotizados existentes.

Cómo funcionan los bonos del Estado

Cuando pensamos en cómo invertir nuestros ahorros se nos presentan varias opciones, unas más arriesgadas, como la bolsa o los fondos de inversión, y otras más conservadoras como los depósitos o la llamada renta fija, instrumentos de deuda emitidos por un estado o una empresa privada.

Entre ellos figuran los bonos y obligaciones del estado y las letras del tesoro.

¿Qué es un bono del Estado?

Un bono es un instrumento de deuda que emite una empresa o, en el caso que nos ocupa, una administración pública para financiarse. Son títulos emitidos por el Gobierno para financiar el déficit público. El emisor de los bonos promete devolver el dinero prestado al comprador de estos sumando unos intereses fijados previamente, conocidos como cupón.

Se trata de una inversión de renta fija y de muy bajo riesgo ya que como inversores prestamos un capital a medio o largo plazo y, a cambio, recibimos periódicamente un cupón de un interés preestablecido. Los bonos son una de las inversiones más seguras que ofrecen los mercados financieros y su mecánica es muy similar a tener un depósito bancario a plazo fijo.

¿Cómo funcionan los bonos?

Cuando compramos un bono estamos haciendo un préstamo al estado de una cantidad de dinero (el capital de la operación). La entidad emisora se compromete a devolver el capital al final del plazo establecido junto a un tanto por ciento de interés (el beneficio que obtendrás de esta operación).

¿Qué diferencia a los bonos del Estado de las letras del Tesoro?

Una de las principales diferencias entre ambos es el plazo de emisión. Las letras del Tesoro están destinadas a emisiones inferiores a 18 meses, es decir, son bonos con vencimiento a corto plazo. En ellas se utiliza la fórmula del descuento, por la que compramos un nominal menos el tipo de interés aplicable a la operación y se nos devuelve, en la fecha del vencimiento, el nominal total.

Por su parte, los bonos y obligaciones del Estado están concebidos para emisiones superiores a 18 meses. Para ellas se emplea el pago de cupones donde en el momento inicial pagamos el nominal o un porcentaje sobre el mismo y, posteriormente, se nos van abonando cupones (trimestrales, semestrales o anuales) de un tanto por ciento sobre el nominal. Finalmente, en la fecha de vencimiento del producto es cuando se devuelve el nominal más el último cupón correspondiente.

¿Qué diferencia a los bonos y a las obligaciones del Estado?

Tanto los bonos como las obligaciones son emitidas por el Estado y prometen una rentabilidad fija que se abona mediante pagos anuales. La única diferencia entre ambos productos es su plazo de reembolso. Mientras los bonos se emiten a 3 y 5 años, las obligaciones se emiten a muy largo plazo, concretamente a 10, 15 y 30 años.

¿Cuál es la rentabilidad de los bonos del Estado?

La rentabilidad de los bonos del Estado está prefijada durante toda la vida del cupón, de forma que si éste se mantiene hasta su vencimiento, el inversor sabrá exactamente cuánto y cuándo lo obtendrá, siempre que el organismo emisor cumpla con los pagos.

La rentabilidad de los bonos está relacionada con la calidad crediticia (su capacidad de pagar la deuda) del emisor, por lo que, a peor calificación crediticia o rating, mayor es el riesgo y, por tanto, mayor tendrá que ser la rentabilidad ofrecida por el emisor de los bonos para que un inversor se pueda interesar.

¿Cómo afectan los tipos de interés a los bonos del Estado?

El factor más influyente en el rendimiento de la renta fija es la evolución de los tipos de interés. Si un inversor quiere vender un título de renta fija antes de su fecha de reembolso, corre un riesgo de tipo de interés. Este riesgo será mayor cuanto más largo sea el plazo de reembolso del título. Es decir, si los tipos de interés suben, las nuevas emisiones de renta fija en el mercado primario deberán aumentar sus tipos de emisión y los cambios en el mercado de renta fija ya emitida bajarán.

Para reducir el riesgo de tipo de interés o riesgo de reembolso, es importante contratar títulos con plazos de reembolso acordes con nuestros objetivos financieros.

Otro factor a tener en cuenta en la rentabilidad es el de las expectativas de inflación ya que los cupones que pagan la renta fija son nominales en el tiempo y, si la inflación (elevación del nivel general de los precios) sube, el valor real del cupón bajará.

¿Cómo podemos comprar un bono del estado?

Las emisiones de bonos del Estados se realizan mediante subasta competitiva y por tramos para asegurar la mayor liquidez. A través del Banco de España puede conocerse el calendario de las próximas subastas del Tesoro Público. Estos productos se emiten con un importe mínimo de 1.000 € teniendo que ser las peticiones superiores múltiplos de esta cantidad.

La suscripción de deuda pública mediante la compra de bonos del Estado puede realizarse a través de varios canales.

  1. En cualquier oficina del Banco de España.
  2. A través de la web del Tesoro Público, en la opción “servicio de compraventa de valores”. Para hacerlo sólo necesitas tu certificado digital o DNI electrónico.
  3. En los bancos y cajas y en sociedades y agencias de valores.

Ahora ya sabes qué herramientas de renta fija existen para poder invertir tus ahorros con un bajo riesgo. Siempre es conveniente informarse más en detalle de cada una de ellas y de las subastas concretas. Para ello puedes acudir a tu banco donde estarán encantados de asesorarte.