Daniel Riobóo Buezo Seguir a @danirioboo
Estos días estamos leyendo y escuchando las comparaciones de la crisis provocada por el COVID-19 con una guerra. Puede tener similitudes aunque afortunadamente nadie nos pide ir a combatir sino quedarnos en casa y todos luchamos juntos contra el mismo enemigo, en este caso invisible pero letal. Pero lo que es evidente es que el riesgo de contagio y el confinamiento por el estado de alama nos somete a una situación que la mayoría de nosotros jamás habíamos vivido ni probablemente imaginado.
Por eso la forma en la que afrontemos psicológicamente esta situación extraordinaria es fundamental. Para poder vencer a la ansiedad y el miedo, poder aprender a superarlos y finalmente crecer personalmente. Pero, ¿cómo actuamos en estas situaciones extremas? Este cuadro con el que se trabaja en psicología, crecimiento personal y coaching es bastante representativo.
Los psicólogos han establecido tres zonas en las que podemos situarnos una vez que salimos de nuestra zona de confort: la zona de miedo, la de aprendizaje y la de crecimiento.
Los primeros días pudimos ver escenas de pánico con acaparamientos de comida, papel higiénico y medicamentos innecesarios así como estados de ira y falta de filtrado en la información que se compartía por whatsapp o redes sociales. Este tipo de comportamientos se engloban en lo que se ha definido como zona de miedo.
Posteriormente y una vez que hemos ido asumiendo la magnitud de la epidemia y la necesidad del confinamiento para frenar el colapso hospitalario hemos entrado en otra fase. Tomamos conciencia de la situación y pensamos cómo actuar. Por eso intentamos contrastar que nos llega antes de divulgar bulos, dejamos de consumir compulsivamente tanta información e identificamos nuestras emociones, las positivas y las negativas. Para potenciar unas y eliminar otras. Es la zona de aprendizaje.
Un último estadio es el que nos permite optimizar nuestras emociones y capacidades no sólo de cara a nosotros sino en nuestra relación con los demás y para contribuir con la sociedad en la medida de nuestras posibilidades. En esta zona de crecimiento, aceptamos el presente enfocándolo hacia el futuro, somos más optimistas, empáticos y agradecidos y ponemos nuestro talento al servicio de los demás. Dicen que toda crisis supone también una oportunidad. Estos días estoy viendo continuamente comportamientos ejemplares y creo que, si nos lo proponemos, todos podemos crecer personalmente ante este desafío.
[Imagen: Coach Ada Eva]