Por Daniel Riobóo Buezo Seguir a @danirioboo
Tras las elecciones más inciertas de la democracia, el Parlamento queda más dividido y con más posibles opciones que nunca y cada partido tendrá que asumir riesgos mediante pactos y jugarse su futuro en función de decisiones más conservadoras o arriesgadas sin descartar un escenario ingobernable sin pactos y que aboque a nuevas elecciones.
Partido Popular, envejece pero resiste
El Partido Popular ha pasado de 186 a 123 escaños dejándose más de tres millones y medio de votos. El desgaste de cuatro años de gobierno con mayoría absoluta y de los casos de corrupción han hecho que pierda un tercio de sus apoyos que huyen en su mayoría a Ciudadanos. A pesar de ello su amplia base de votantes le ha permitido ganar las elecciones y conservar la mayoría absoluta en el Senado. Sus votantes envejecen y pierde apoyos pero sigue siendo la primera fuerza.
Inviable un pacto de gobierno con Ciudadanos, Rajoy intentará ser investido por mayoría simple con la abstención del PSOE y del partido de Albert Rivera o podría llegar a una gran coalición al estilo alemán con el PSOE, algo que por ahora los dos partidos niegan categóricamente pero que la comunidad internacional y los mercados verían con buenos ojos
Partido Socialista, en caída libre pero favorecido por la ley electoral
El PSOE continúa su retroceso paulatino y ha cosechado el peor resultado de su historia pasando de 110 a 90 escaños y perdiendo millón y medio de votos respecto a 2011. A pesar de ello, la ley electoral le permite seguir siendo la segunda fuerza electoral. De su apoyo, abstención o voto en contra dependerá prácticamente la investidura de Rajoy.
La aritmética parlamentaria podría permitir al partido liderado por Pedro Sánchez incluso gobernar en el caso de poder llegar a un, a priori inviable, pacto multipartidista con Podemos (y sus aliados), Izquierda Unida y los partidos nacionalistas, algo que podría ser un suicidio político para Sánchez. Su opción alternativa, una gran coalición con el Partido Popular, un acuerdo que muy probablemente sería penalizado por sus votantes en un futuro. La tercera opción del PSOE es resistir, esperar el desgaste del Partido Popular y una posible decepción de los partidos emergentes para poco a poco volver a recuperar a sus simpatizantes perdidos.

Podemos, el gran triunfador de las elecciones
Podemos y sus aliados electorales han obtenido más de cinco millones de votos y 69 escaños, si bien un 40% de sus votos provienen de En Comú Podem, Compromís y las Mareas. Sin duda es un éxito electoral sin discusión y ha mantenido las expectativas de las encuestas preelectorales.
Podemos podría ser la llave de un hipotético gobierno multipartidista pero para apoyar la investidura de Pedro Sánchez el partido de Pablo Iglesias exigiría reformas constitucionales, entre ellas la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña donde ha sido la fuerza más votada, algo que igualmente sería demasiado arriesgado para el PSOE por el desgaste que le provocaría. Comenzar a bregarse en el Parlamento y esperar unas posibles elecciones anticipadas donde pudiera presentarse junto a Izquierda Unida para crecer de nuevo y poder soñar con gobernar parece la opción más probable.

Ciudadanos, un éxito minimizado en las últimas semanas
No existir a nivel nacional y conseguir en un año 40 escaños y tres millones y medios de votos puede considerarse un éxito para Ciudadanos. Pero determinados errores en la campaña (su controvertida postura sobre la violencia de género), su negativa a posibles pactos con PP y PSOE o su percepción por muchos votantes como una «marca blanca» del Partido Popular han hecho que su resultado haya sido claramente menor al que todas las encuestas le otorgaban.
Albert Rivera ha anunciado que se abstendrá en la investidura de Rajoy para que pueda comenzar la legislatura al igual que tampoco apoyaría la de Pedro Sánchez si el PSOE pacta con partidos favorables al referéndum de autodeterminación catalán, su línea roja a la hora de negociar. Abstenerse, seguir promoviendo su agenda reformista y esperar a las próximas elecciones para seguir creciendo parece ser la estrategia más lógica.
Izquierda Unida, penado por la ley electoral y la irrupción de Podemos
Pese a ir en coalición con otros partidos y presentarse como Unidad Popular, Izquierda Unida ha perdido 700 mil votos y ha pasado de 11 a 2 escaños. Por una parte casi la mitad de su electorado se ha mudado a Podemos y, por otra, la ley electoral sigue perjudicándole claramente así como el hecho de que Alberto Garzón no fuera invitado a los grandes debates también ha provocado que pierda visibilidad de cara al electorado.
La capacidad de influencia de IU ha quedado seriamente mermada y sólo podría tener algo de significancia en un alambicado pacto multipartidista de izquierda por lo que en principio tendrá que esperar unas elecciones anticipadas donde acudir en coalición con Podemos a costa de perder parte de su identidad.

Unión, Progreso y Democracia, de tener grupo propio a desaparecer del Congreso
UPyD se ha dejado un millón de votos y sus 150 mil apoyos han hecho que pierda los cinco escaños que tenía en el parlamento. Las causas de su desaparición en el Congreso son la huida de sus votantes y varios de sus líderes hacia Ciudadanos, el hiperliderazgo de Rosa Díez así como su ausencia en los debates y su escasa presencia en los medios de comunicación. Su denuncia judicial de casos de corrupción como los de Bankia y Rodrigo Rato no se han visto recompensados electoralmente.
Andrés Herzog explica el ninguneo mediático y en las encuestas a sus denuncias de la corrupción en grandes empresas y su desaparición del parlamento podría provocar también su disolución como partido si bien por el momento pretenden resistir para poder resurgir poco a poco.
El éxito de Esquerra Republicana y PNV y el fracaso de Convergencia y Bildu
Entre los partidos nacionalistas ha habido todo tipo de resultados, como podía esperarse. Por un lado Esquerra Republicana ha pasado de 3 a 9 escaños duplicando ampliamente sus votantes. Su apuesta total por el proceso independentista se ha visto premiada electoralmente con la suma de una gran masa de antiguos votantes convergentes. Podría tener capacidad de influencia en una hipotética alianza entre la izquierda exigiendo el referéndum en Cataluña.
En Cambio, Democràcia i Llibertat, las nuevas siglas de Convergencia, se ha dejado la mitad de votos y escaños, pasando de 16 a 8 diputados. Sin duda su gestión económica y su clara apuesta independentista unidas a la separación de Unió han sido penalizadas y provocan que su capacidad de influencia se vea muy mermada.
Algo similar le ha ocurrido a EH Bildu que ha perdido un tercio de sus votantes y pasa de siete a dos escaños. El enfriamiento del sentimiento independentista vasco y la evaluación de su gestión en los municipios y diputaciones que gobierna le han pasado seriamente factura.
Mientras el PNV mantiene prácticamente sus votantes y pasa de 5 a 6 escaños favorecido por la ley electoral y ve premiada su gestión y moderación y podría ser un aliado para pactos con PP o PSOE.

El retroceso de Coalición Canaria y la desaparición de BNG y Géroa-Bai
El resto de formaciones autonómicas han visto su apoyo claramente disminuidos al mudar gran parte de sus votantes hacia los partidos emergentes y así Coalición Canaria sólo se queda con uno de sus dos diputados mientras el Bloque Nacionalista Galego y el partido navarro Géroa-Bai pierden a sus representantes en la Cámara baja.
Tiempo de incertidumbre y pactismo sin descartar elecciones anticipadas
El bipartidismo ha sufrido un serio revés pasando de un 72% de los votos en 2011 a un 50% el 20D y los partidos emergentes pueden tener una gran influencia y ser llave de gobierno por lo que prácticamente ningún escenario es descartable.
A pesar de que hayan negado por activa y por pasiva una posible gran coalición como la de Alemania no es del todo descartable y ese supuesto acuerdo «de Estado» entre Partido Popular y PSOE que podrían justificarlo como positivo para la estabilidad del país de cara al exterior pero a la larga podría ser contraproducente, especialmente para el Partido Socialista.

La segunda opción es más a la italiana ya que el Parlamente ha quedado tan dividido como a menudo lo ha estado en el convulso país transalpino, más proclive al pactismo y la flexibilidad entre los partidos a la hora de buscar consensos. La reforma de la injusta ley electoral, la eliminación de algunas instituciones redundantes como el Senado o las Diputaciones o la despolitización de otras podrían ser las exigencias de los partidos emergentes para permitir una investidura y un gobierno de PP o PSOE, una posibilidad que ahora mismo niegan.
El escenario de unas nuevas elecciones en unos meses también es viable pero hay que tener en cuenta que tampoco garantizan que tras ellas hubiera un parlamento más gobernable. Nos espera una legislatura tan abierta como apasionante y hay opciones de posibles pactos para todos los gustos. Hagan juego.