Andrés Iniesta es uno de los deportistas españoles más queridos. Por su histórico gol en la final del mundial de fútbol de Sudáfrica y su sentida dedicatoria a Dani Jarque, por su calidad como futbolista y también por su humildad, educación y honestidad. Ahora Iniesta, habitual en anuncios de televisión, da el salto a la gran pantalla en «¿Quién mató a Bambi?», una disparatada comedia negra dirigida por Santi Amodeo y que adapta la película mexicana «Matando cabos». En ella Iniesta comparte un reparto de lujo encabezado por Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio y los actores revelación y ganadores del Goya de «Grupo 7» Julián Villagrán y Joaquín Núñez. La cinta se estrena el próximo 15 de noviembre.
El papel de Andrés Iniesta es breve, poco más que un cameo y no es el primer jugador del FC Barcelona en aparecer en la gran pantalla. Ya antes Cesc Fabregas lo había hecho en «Torrente 4» junto a otros grandes jugadores del fútbol español como Sergio Ramos, Álvaro Arbeloa o Raúl Albiol y en la tercera entrega del impresentable detective perpetrado por Santiago Segura aparecían Iker Casillas, Fernando Torres o Guti, entre otros.
Los grandes de la historia: Di Stéfano y Pelé
Antes de esta nueva hornada, grandes futbolistas habían sido invitados a participar en películas. Desde el mítico Alfredo Di Stéfano que en Argentina participó en la película «Con los mismos colores» en 1949 y unos años después ya en España participó en «Once pares con botas» para posteriormente interpretarse a sí mismo en dos películas, «La Saeta rubia», una moraleja sobre fútbol y valores espirituales y «La batalla del domingo», cine dentro del cine con apariencia documental para criticar una mercadotecnia que años después se convertiría en algo habitual en los equipos de fútbol.
Pero Di Stéfano no ha sido el único en interpretarse a sí mismo. Antes también lo hizo Edson Arantes do Nascimento, Pelé, en una de las mejores películas que se han hecho sobre fútbol: «Evasión o Victoria». La cinta, dirigida por John Huston, recrea un hecho real sucedido durante la Segunda Guerra Mundial, el partido entre un equipo ucraniano, el FC Start, y una selección de jugadores alemanes en la Ucrania ocupada por el III Reich. Los jugadores locales, advertidos de que sufrirían represalias si vencían, humillaron a los alemanes y posteriormente fueron torturados y llevados a campos de concentración. La cinta adapta el hecho y tiene un reparto de lujo encabezado por Michael Caine, Max Von Sydow y un jovencísimo Sylvester Stallone y además de la presencia de Pelé, también cuenta con la de otros futbolistas como Osvaldo Ardiles o Bobby Moore.
Más allá de los cameos: Eric Cantona y Vinnie Jones
Además de los breves cameos o de interpretarse a sí mismos, si hay dos futbolistas con una carrera respetable como actores son Eric Cantona y Vinnie Jones. Tras triunfar en el Manchester United, «El rey» Cantona, carismático dónde los haya, fue más allá de sus populares anuncios para iniciar una carrera como actor y ha intervenido en varias películas para cine y televisión. Las más destacadas hasta ahora han sido la comedia costumbrista «La fortuna de vivir» donde interpreta a un violento boxeador y «Elizabeth», el drama de época británico sobre la vida de la reina Isabel I en donde se pone en la piel de un embajador francés. Pero su actuación que más repercusión ha tenido hasta la fecha ha sido la de la película de Ken Loach «Buscando a Eric» en la que se interpreta a sí mismo para poner orden en la vida de un cartero fanático del Manchester United al que la vida no le trata precisamente bien. En ella Cantona demuestra que no sólo ha sido un icono futbolístico sino que es un actor más que respetable. Actualmente Le Roi es el director deportivo del New York Cosmos de la Major Soccer League de Estados Unidos pero seguro que pronto le veremos de nuevo en un set de rodaje.
El otro futbolista-actor de la actualidad, más profesional incluso que Cantona, es Vinnie Jones. Si como futbolista el galés adquirió principalmente fama por su juego duro y, hasta en ocasiones, violento, en el cine sí ha podido alcanzar cierto estatus, precisamente llevando del campo a la pantalla ese arquetipo de tipo duro de los bajos fondos para el que su físico tanto se presta. Ya antes de retirarse, su padrino Guy Ritchie le dio la oportunidad de debutar en «Lock and Stock», su sorprendente ópera prima, interpretando a un matón a sueldo. Convencido de su capacidad actoral y una vez retirado, Jones apareció de nuevo en la segunda película de Ritchie, «Snatch, cerdos y diamantes» y desde entonces ha intervenido en más de veinte películas como «Operación Swordfish» o la tercera entrega de X-Men e incluso ha obtenido algunos premios por sus interpretaciones. Actualmente Vinnie Jonnes está ocupado como protagonista de un reality del canal National Geographic en donde las pasa canutas ejerciendo las más difíciles profesiones en la Rusia más profunda.
Hacer viajes a pie es algo tan antiguo como el ser humano, bien sea por necesidad o por la ausencia de medios de locomoción pero, en la actualidad, si se siguen realizando es por otras motivaciones, especialmente como un reto personal. Es el caso de Ignacio Dean Mouliaá, aunque su proyecto probablemente sea único. Hoy en día se pueden realizar distintas rutas caminando como el Camino de Santiago pero recorrer el mundo a pie durante cinco años son palabras mayores. Su proyecto «Earth Wide Walk: Vuelta al mundo caminando por el planeta Tierra»responde a un sueño y un deseo, dar la vuelta al mundo a pie conociendo las diferentes culturas y paisajes de nuestro planeta mientras lanza un mensaje de amor y respeto por la naturaleza.
Ignacio Deán es un malagueño de 32 años, diplomado en Publicidad y Relaciones Públicas y Técnico en Medio Ambiente. Pero sobre todo es un soñador idealista y muy valiente, tanto como para embarcarse en una aventura de estas características utilizando el medio de transporte más ecológico que existe, sus propios pies. Y el más barato, ya que tan sólo gastará en zapatillas, unos 16 pares. Su pasión por caminar le llevó a un reto único que empezó el 21 de marzo de 2013 en Madrid y que ya le ha hecho recorrer Europa a través de la costa mediterránea para entrar en Asia por el estrecho del Bósforo. Actualmente se encuentra en Irán y, tras atravesar el continente asiático, pasará a Oceanía para desde allí volar hasta América (ese trayecto no es posible hacerlo a pie) y recorrer el continente de norte a sur por la ruta panamericana. Una vez llegue a la Patagonia chilena volará hasta Ciudad del Cabo para, desde Sudáfrica, remontar el continente negro por su costa este. Cuando alcance Europa de nuevo recorrerá la costa portuguesa para dirigirse a Madrid y dar por concluido su viaje. Su aventura visitará más de 40 países a lo largo de 50.000 kilómetros y, según sus cálculos, cumplir su sueño le llevará aproximadamente cinco años.
Cada día Ignacio recorre unos 30 kilómetros viajando en la medida de lo posible por carreteras y caminos y preferentemente por la costa para evitar los cambios de nivel, aunque su amor por la montaña le hará desviarse para conocer el Himalaya. Todos los interesados en seguir la evolución del sueño de Ignacio e incluso interactuar con él y mandarle ánimos pueden hacerlo a través de su blog, de su página deFacebook, de su cuenta de Twitterdesde la que comparte fotos y se comunica con sus seguidores o incluso desde su canal de Youtube en el que nos muestra la repercusión que su hazaña va teniendo en medios de comunicación de los países por los que va pasando. Para una apropiada comunicación lleva una cámara de fotos y vídeo, una tableta y un teléfono móvil que porta junto a su equipaje en un carrito de trekking especialmente adaptado para la ruta. Actualmente, tras casi siete meses de camino, Ignacio se encuentra en Irán, desde donde nos ha atendido para contarnos cómo se está desarrollando su viaje.
¿Qué valoración puedes hacer tras casi siete meses viajando?
Que «la realidad siempre supera la ficción». Es una frase que se puede aplicar perfectamente a mi caminata, todo es más de lo que nunca podría imaginar y más de lo que podría esperar. El ritmo que llevo, las personas que estoy conociendo, la respuesta de familiares, equipo, amigos y la gente tanto en las redes sociales como en el propio camino, las sensaciones que tengo, cómo está respondiendo mi mente…Es difícil de explicar, es un viaje tan intenso y especial que un solo día podría dar para escribir varias hojas. Una vuelta al mundo de ahí fuera que, a la vez, es también una vuelta a mi mundo interior.
¿Cómo te encuentras física y anímicamente?
Me encuentro fuerte y motivado, aunque sé que todavía es pronto para tirar cohetes. Como me gusta decir, esto no ha hecho más que empezar y aún me queda un «mundo» por delante. Ahora mismo estoy en Teherán (Irán) y, a partir de ahora, el viaje entra en una nueva dimensión, un giro más de tuerca, con la aparición de enfermedades como la malaria que pueden cambiar de la noche a la mañana mi suerte. Así que camino con cautela y discreción, con «los pies en la tierra» si se me permite la expresión, con la mente centrada en lo único que realmente tengo que hacer: caminar.
¿Como está reaccionando la gente de los distintos países que atraviesas cuando conocen tu proyecto de recorrer el mundo a pie?
Me encuentro reacciones de todo tipo. Hay quien se queda mirándome y no me cree. Otros se ríen. Pero en general la respuesta es muy buena, de admiración y respeto, aprecian la dureza del proyecto, y enseguida me ofrecen ayuda en forma de comida, una ducha, una casa donde dormir o cosas semejantes. También me hacen muchas preguntas (la gente es muy curiosa, sobre todo cuando ven el carro, no saben lo que es), me avisan de posibles peligros con los que puedo topar, me ponen en contacto con gente en lugares próximos por los que voy a pasar, o me dan su teléfono para que les llame si tengo algún problema en el país. La verdad es que la gente es lo mejor de este viaje, sin ellos creo que este viaje no sería posible. Estoy llevándome muy buenas experiencias, conociendo personas encantadoras que me abren las puertas de su casa y de su corazón, y de las que estoy aprendiendo lo que realmente es compartir en la escasez. También estoy realizando entrevistas para medios de prácticamente todos los países por los que paso, y eso es algo que también agradezco, pues me ayudan a dar a conocer este proyecto y a difundir el mensaje de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra.
Ignacio Dean comenzó su sueño desde el kilómetro cero de la madrileña Puerta del Sol (Foto: estrelladigital.es)
¿Qué está siendo lo más complicado hasta ahora de tu viaje?
Lo más difícil es convivir con la soledad y la desprotección. También es complicado mantenerse fuerte y estable ante tanto cambio, cuando prácticamente todos los meses cambias de país, costumbres, idioma, paisajes, gentes. Los problemas técnicos, visados, entrar en las ciudades también puede llegar a ser complicados. Pero sin duda lo más difícil es estar lejos de la familia y amigos, a los que echo de menos y con los que me gustaría compartir muchos de los momentos que estoy viviendo en este viaje.
¿Y lo más positivo? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido?
Como lo más positivo destacaría la respuesta de la gente, comprobar que hay gente buena en todos sitios. Y los caminos que toma la mente, conquistando constantemente territorios vírgenes nunca antes explorados. La verdad es que es muy gratificante sentirte en tu camino, estar viviendo tu sueño y querer más. Además, estoy conociendo muchos países y culturas diferentes y caminando por paisajes muy bonitos e interesantes.
¿Sigues motivado para completar el recorrido completo? ¿Animas a más aventureros a seguir tu ejemplo?
Por supuesto, sigo motivado. Curiosamente, este viaje motiva a seguir a medida que vas avanzando y recorriendo kilómetros y países, es muy estimulante a pesar de las dificultades. Sin embargo, al ritmo que camino y, si todo va bien, creo que acabaré el viaje antes de los cinco años previstos. Yo animo a todo el mundo a luchar por sus sueños, si es lo que les hace felices.
Mientras recorre el mundo Ignacio también descubre el lado humano de cada país, algo igualmente enriquecedor.
A través de sus respuestas Ignacio Dean muestra una ilusión y pasión insuperables por su proyecto, una aventura de la que quiere hacer partícipes a todos ya que cree que «compartir las cosas es lo que le da sentido a la vida y creo que vivimos momentos inmejorables para aunar fuerzas y apostar por una nueva realidad. Porque hasta la caminata más larga comienza con un paso, esta es mi apuesta: dar la vuelta al mundo caminando por el planeta Tierra». Una apuesta que estamos seguros que cumplirá y, por supuesto, nunca podrá olvidar. Un auténtico reto que, como bien afirma, demuestra que las personas somos la energía que mueve el mundo.
En el deporte la competitividad llevada hasta el extremo genera que pueda haber casos en los que algunos busquen atajos para lograr la victoria a cualquier precio para conseguir la gloria y jugosos premios económicos. Así, como en la sociedad en general, hay muchos casos de falta de ética, de deportistas capaces de cualquier artimaña o trampa para vencer a los demás. Personas e incluso tramas organizadas con ninguna moral, mucha codicia y escasos escrúpulos que están dispuestos a cualquier cosa por vencer o enriquecerse.
Los «falsos paralímpicos» y la autocanasta de Pedro Ferrándiz
El último caso, para vergüenza de los responsables, ha sido el de los «falsos paralímpicos», la selección española que ganó el oro en los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000, donde 10 de los 12 integrantes no contaban con ningún certificado de discapacidad intelectual. Fue la denuncia de un periodista infiltrado en el equipo la que consiguió denunciar la trama en la que los jugadores, algunos ex baloncestistas de la liga EBA, colaboraron junto a médicos, psicólogos y técnicos bajo la supervisión del expresidente de la Federación española de deportes para discapacitados intelectuales, Fernando Martín Vicente. Finalmente, y tras llegara un acuerdo las partes, tan sólo este ha sido condenado por un delito de falsedad y estafa mientras el resto de miembros de la trama han eludido cualquier pena. La sentencia, 13 años después de la trampa, ha sido totalmente decepcionante y supone una mancha en el deporte español. Una historia que podría fácilmente convertirse en una comedia ya que los propios jugadores llegaron de aquellos JJOO parapetados tras barbas y gafas de sol para no ser reconocidos y que se descubriera el pastel. Pero esta estafa no es la más ingeniosa que se ha producido en el deporte, ya que prácticamente desde que existe lo han hecho también los tramposos, algunos verdaderamente imaginativos para conseguir sus objetivos.
La selección española de baloncesto paralímpica campeona en Sidney 2000, una estafa vergonzante.
No una estafa, pero sí una ingeniosa picaresca es la que también en el baloncesto utilizó el mítico entrenador del Real Madrid Pedro Ferrándiz el 18 de enero de 1962 para ganar un partido: la autocanasta. Disputaban el partido de ida de octavos de final de la Copa de Europa ante el Varese y el partido se encontraba empatado a 80 puntos a dos segundos del final con un Madrid mermado por lesiones y eliminaciones por faltas personales. Así, tras un tiempo muerto Ferrándiz puso en pista a Lorenzo Alocén para que cumpliera a rajatabla su orden: recibir el balón tras el saque de fondo para anotar una autocanasta ante la perplejidad de la afición visitante y mientras sus compañeros fingían indignación para que los árbitros no pitaran técnica o anularan la canasta. A pesar de las reclamaciones de los jugadores locales y del lanzamiento de objetos desde la grada, los árbitros dieron el partido por concluido con victoria local por dos puntos. Ferrándiz evitaba así una más que previsible derrota abultada en la prórroga. La treta funcionó ya que en el partido de vuelta el Real Madrid venció por 18 puntos y alcanzó su primera final continental en la que perdió ante el entonces soviético Dinamo de Tiblisi. Poco después la FIBA la prohibió bajo multa de 1.000 dólares y expulsión de dos años.
Las trampas en los primeros maratones olímpicos
Los primeros Juegos Olímpicos de la edad moderna descubrieron al primer gran tramposo del atletismo. En la legendaria prueba disputada en Atenas en 1896, el griego Spiridon Louis se convirtió en el primer vencedor de la mítica prueba que homenajea a la hazaña del soldado Filípides. Otro griego, Charilaos Vasilakpos fue plata aunque con bastante más esfuerzo que su compatriota Spiridon Belokas, sorprendente bronce hasta que otro atleta en carrera, el húngaro Gyulia Kellner lo denunció al haber visto como le adelantaba portado por un carruaje. Su denuncia fue aceptada y premiada con un reloj de oro mientras sustituía en el podio a un Belokas avergonzado y deshonrado para siempre. Un caso similar ocurrió ocho años después en el maratón de los JJOO de San Luis donde el vencedor de la prueba, el estadounidense Fred Lorz, fue descalificado al descubrirse que había recorrido 15 kilómetros en coche. Su excusa, que se había retirado y que le dejaron a diez kilómetros de la meta y decidió volver a correr. La picaresca y la excusa no le funcionaron.
El primer maratón consagró a Spiridon Louis pero también condenó al primer tramposo del deporte moderno.
Las formas más ingeniosas de sortear un control antidopaje
El último fraude del deporte nos sorprendió hace unos días desde Italia. El corredor de tres mil metros Devis Licciardi fue sorprendido con un pene de plástico dentro de sus calzoncillos con el que pretendía simular que orinaba en el control antidoping. La prótesis estaba rellena con orina limpia de dopaje y que pretendía introducir en el botecito correspondiente accionando un botón. Licciardi fue descubierto y ahora espera su sanción, aunque métodos parecidos han sido utilizados en numerosas ocasiones. Uno de los más célebres, el de la atleta alemana, Katrin Krabbe. Tras ser doble campeona del mundo en 1991, fue descubierta un año después en un control de orina cuando intentaba cambiar su muestra por otra que llevaba escondida en sus partes íntimas.
Otro tramposo similar, en este caso en el ciclismo, fue el corredor belga Michel Pollentier. Tras vencer en Alpe D´Huez y ya como virtual ganador del Tour en la edición de 1978, fue descubierto al presentarse a un control médico con una pera con orina limpia alojada en su axila y que conectaba con sus partes mediante un tubito. Pese a que entonces no se debía orinar frente al inspector del control antidopaje algo debió fallar y Pollentier fue descalificado. Estos «cambiazos» han sido habituales en el deporte y posteriormente mejorados mediante sofisticados métodos para sortear los controles de antidopaje, como se ha podido comprobar con el caso de Lance Armstrong.
Katrin Krabbe fue descubierta «in fraganti» haciendo trampas (Viñeta: Miguel Salazar).
La saltadora que resultó ser un hombre
Tootsie es una comedia de Sidney Pollack en la que Dustin Hoffman se hace pasar por una mujer para conseguir un papel en una serie de televisión y al final es descubierto. Algo parecido ha ocurrido en el deporte en varias ocasiones. Entre las más destacadas, la de la alemana Dora Ratjen que en los JJOO de 1936 tuvo la oportunidad de participar en la prueba de salto de altura femenino aunque no consiguió subir al podio mientras sus rasgos masculinos suscitaban sospechas y protestas de atletas rivales y ella se justificaba recurriendo al hermafroditismo. Dos años después superó el récord del mundo de salto de altura al proclamarse campeona de Europa de Viena. Ya retirada, en los años 50 dos admiradores descubrieron que llevaba peluca y, tras ser sometida a exámenes médicos, se probó que tenía genitales masculinos. Realmente Dora era Hermann Ratjen por lo que perdió todos sus títulos y récords. Años después reconoció que era un hombre y que fue obligado a recurrir a este engaño por el régimen nazi obsesionado por lograr medallas para proyectar su imagen al mundo.
Hermann Ratjen se hizo pasar por mujer para conseguir medallas y finalmente fue descubierto.
La mano de Dios y otros engaños en el fútbol
El deporte rey tampoco ha sido ajeno a los engaños, de hecho hay tantos que es preciso escoger. Si hay una treta mítica en el fútbol es la de Diego Armando Maradona al marcar con la mano frente a Inglaterra en las semifinales del mundial de fútbol de México 86. Eu un partido histórico «El Pelusa» fue capaz de desmontar a Inglaterra y recuperar el orgullo argentino tras la guerra de Las Malvinas con una pillería que dejó atónito a Peter Shilton y puso la final en camino para rematar su obra con uno de los mejores goles de todos los tiempos.
Cuatro años después de la célebre «mano de dios», su seleccionador Carlos Bilardo utilizó una trampa en el siguiente mundial de Italia 90 para noquear a Brasil en octavos de final. Para un entrenador que consideraba que todo sirve para ganar no supuso mayor problema ordenar que se vaciasen somníferos en algunas botellas de agua que los masajistas de la selección albiceleste le ofrecieron a Branco, uno de los mejores jugadores de aquella Canarinha. Anulado Branco, Argentina logró eliminar a Brasil para terminar perdiendo la final del mundial con Alemania. El hecho fue reconocido años después por varios jugadores argentinos, como el propio Maradona.
Otro engaño aún más grave fue el del portero chileno Roberto «Cóndor» Rojas durante un partido de clasificación para ese mismo mundial entre Brasil y Chile disputado en Maracaná. Rojas aprovechó el lanzamiento de objetos del público para simular que había sido golpeado en la cara y, al sangrar abundantemente, el árbitro suspendió el partido. Poco después se descubrió que todo había sido una trampa preparada de antemano para la que Rojas llevaba una pequeña cuchilla en los guantes y con la que esperaban que Brasil fuera sancionado. Rojas y Chile pagaron cara su falta de deportividad y el portero fue suspendido de por vida por la FIFA mientras la selección chileana no jugó aquel mundial y fue sancionada sin poder optar a jugar el siguiente. Y es que, aunque no siempre son descubiertos, los engaños corren el riesgo de condenar al tramposo y en el deporte, a menudo, quien la hace la paga.