El baloncesto es un deporte de equipo y que se juega a lo largo de cuarenta minutos, incluso de cuarenta y ocho en el caso de la NBA. Pero en ocasiones, un jugador y un sólo instante pueden decidir el rumbo de un partido, de una final, de un campeonato. Es lo que se llama una canasta sobre la bocina (buzzer beater en inglés), aquella que cambia abruptamente el destino y que transforma al ganador en perdedor y al aparentemente derrotado en sorprendente campeón. Sufrirlas, como jugador o aficionado, es un martirio; anotarlas o poder celebrarlas, una bendición. Recordamos algunas de las canastas decisivas que más impacto han causado en la historia del baloncesto.
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La canasta de la guerra fría: La URSS derrota por primera vez a Estados Unidos.
Juegos Olímpicos de Münich 1972. Tras el secuestro con resultado fatídico de los atletas israelíes a manos de «Septiembre negro», las Olimpiadas intentaron recobrar su normalidad para afrontar uno de sus grandes momentos. Estados Unidos, invicta en el torneo de baloncesto a lo largo de todos los Juegos Olímpicos (desde Berlín 1936) se enfrentaba en la final a la potente URSS de Alexander Belov. La igualdad era máxima y EEUU lideraba el marcador por un punto. Quedaban tres segundos para el final y los soviéticos los consumieron sin poder siquiera sacar de banda. Pero los árbitros ordenaron repetir la jugada porque la URSS había pedido tiempo muerto. Los tres segundos volaron de nuevo sin éxito para la URSS pero los colegiados ordenaron volver a repetir el saque por un error de la mesa de anotadores. Esta vez, los tres segundos permitieron que el balón llegara a Belov, que fintó a dos rivales y anotó sobre la bocina el 51-50 para la URSS. La delegación estadounidense apelo y cinco miembros del Comité Olímpico votaron: los votos de Italia y Puerto Rico fueron a favor de EEUU y los de Bulgaria, Cuba y Rumanía para la URSS. Estados Unidos nunca reconoció la derrota y cuarenta años después las medallas todavía siguen en una caja fuerte de un banco de Zúrich.
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Los playoffs de la NBA: De Jerry West a Michael Jordan.
La NBA nos tiene acostumbrados a canastas decisivas en el último segundo pero, no nos engañemos, en la temporada regular no tienen tanta importancia como cuando llegan los playoffs y el título está en juego. Es entonces cuando las defensas se endurecen y se juega al límite, también cuando muy de vez en cuando se producen las canastas imposibles que dan un vuelco al marcador y provocan arritmias en los corazones de los aficionados. Las eliminatorias por el anillo tienen unos cuantos buzzer beater históricos y es difícil quedarse con uno, sería demasiado injusto para el resto. Así que nos quedamos con esta selección de instantes orgásmicos con protagonistas icónicos del baloncesto norteamericano como Jerry West, John Stockton, Dennis Johnson, Ralph Sampson, Magic Johnson…Y, por supuesto, Michael Jordan, autor de varias canasta míticas sobre la bocina, especialmente la que le dio el sexto anillo a Chicago frente a Utah en 1998.
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La Copa del Rey de 1987: Solozábal y el primer triple histórico del baloncesto español.
El triple no ha existido desde siempre en el baloncesto europeo, tan sólo desde 1984 aunque ya anteriormente la NBA lo había adoptado en 1979 y todavía antes su predecesora, la American Basketball Association (ABA). El primer gran triple sobre la bocina en la historia del baloncesto español tiene un lugar y una fecha: el 22 de diciembre de 1987 en Valladolid. La capital castellana acogía la final de la Copa del Rey entre los dos clásicos del baloncesto español, el FC Barcelona y el Real Madrid. El equipo azulgrana había llegado a la final tras eliminar al Fórum de Valladolid mientras el Madrid lo hacía tras sufrir en semifinales contra el Joventut. La final fue un toma y daca constante pero el destino tenía reservado para Ignacio Solozábal un papel estelar. Su triple en el último segundo dejó al Madrid compuesto y sin Copa mientras que para el Barcelona supuso el mejor regalo navideño posible en aquel frío diciembre.
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La Copa de Europa de 1992: El triple de Djordjevic y el inicio del reinado de Obradovic en la Euroliga.
En la temporada 1991-92 el Joventut de Badalona vivía su mejor momento histórico de la mano de Jordi Villacampa y los hermanos Jofresa y con Lolo Sáinz en el banquillo. Vigente campeón de liga en aquel momento, al equipo verdinegro le faltaba poner la guinda a su palmarés siendo campeón de Europa. Se plantó en la final a cuatro de Estambul como gran favorito y, tras eliminar al Estudiantes en la semifinal, le esperaba en la final el Partizan de Belgrado que, debido a la guerra en la ex Yugoslavia, había disputado sus partidos europeos en su exilio de Fuenlabrada. A priori el sorprendente Partizan no debía ser un gran obstáculo para el Joventut. Pero en un partido dramático, el joven equipo dirigido por Zeljko Obradovic llevó el partido al límite con unos estelares Predrag Danilovic y Aleksandar Djordjevic, al que en Badalona aún recuerdan por robarles su sueño en el último segundo. Ese año, el Joventut consiguió consolarse con su segunda liga ACB consecutiva y, dos años después, con su verdugo Obradovic como entrenador, conseguiría su primera y única Euroliga. Para el entrenador serbio la de Estambul fue la primera de sus ocho como entrenador y probablemente la más inolvidable.
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El final de liga ACB más apretado: El triple de Herreros en Vitoria, la retirada más dulce.
La temporada 2004-2005 deparó una final muy competida entre el Real Madrid y el Tau Baskonia. El Madrid perdía la serie dos uno y logró dar vida a la final venciendo en el cuarto partido en casa. Aún así acudió a Vitoria con una misión en la que pocos tenían fe, conseguir el título en un casi inexpugnable pabellón que el equipo liderado por José Manuel Calderón y Luis Scola quería hacer valer para llevarse su segunda liga ACB. Tras un partido de alternancias en el marcador, el mejor hombre de aquel Madrid, Louis Bullock, comete su 5ª falta personal y queda eliminado a menos de tres minutos del final. En su lugar entra Alberto Herreros por primera vez en el partido mientras El TAU seguía ampliando su ventaja ante un Madrid desquiciado con el propio Herreros cometiendo falta antideportiva y un 69-61 en el marcador a falta de 50 segundos. El equipo vitoriano tenía la liga en el bolsillo pero entonces se produjo el final más increíble de la historia de la ACB en el que Herreros, gracias a su muñeca infalible, pudo retirarse por todo lo alto con su segunda liga a los 36 años.