El jugador de baloncesto de los Washington Wizards Jason Collins ha reconocido públicamente su homosexualidad en el último número de la revista Sports Illustrated. En ella se afirma que es el primer deportista del deporte profesional en Estados Unidos en reconocerlo aunque no es así. Tan sólo hace unos meses también lo hizo el futbolista norteamericano Robbie Rogers. Y antes de ellos lo hicieron otros deportistas con algo en común, todos sufrieron represalias. Y es que, aunque todas las orientaciones sexuales son respetables, todavía hay ámbitos en donde la no discriminación está lejos de conseguirse. Uno de ellos es el deporte de élite. Hasta ahora se han dado pocos casos de deportistas gays que hayan salido del armario, bien por miedo a ser marginados o por temor a perder patrocinadores. Los repasamos.

Si hay un deporte en el que se han visto pocos casos es en el fútbol, ya que son escasísimas las ocasiones en las que un futbolista ha declarado abiertamente su homosexualidad. El ejemplo más destacado es el del malogrado jugador inglés Justin Fashanu. Tras reconocer su homosexualidad, su propio hermano le calificó de “paria” y su polémico entrenador en el Nottingham Forest, Brian Clough, le prohibió entrenar con el equipo por lo que su carrera fue cayendo poco a poco en picado. Años después, en 1998, fue denunciado por agresión sexual por un adolescente en Estados Unidos y apareció ahorcado un mes más tarde. Junto a su cadáver su nota de despedida afirmaba que “la opinión pública ya le había juzgado y condenado”. Tenía sólo 37 años.

El baloncesto norteamericano
Si pasamos de la portería a la canasta tampoco es que abunden los casos aunque quizá el más mediático ha sido el del ex jugador de la NBA John Amaechi. En la profesión Amaechi es conocido especialmente por dos razones, por haber renunciado a un multimillonario contrato con Los Angeles Lakers y, tras retirarse, por haber anunciado su homosexualidad. Lo hizo en 2007, primero en televisión y luego en su libro «Man in the Middle».
Su confesión generó numerosas adhesiones y también sonadas críticas entre sus compañeros de la NBA, como la de Lebron James: «tienes que ser sincero con tus compañeros de equipo y si eres gay y no lo admites, no eres sincero».

En el baloncesto femenino, la tres veces campeona olímpica Sheryl Swoopes es una de las pocas jugadoras que ha reconocido su homosexualidad. La deportista es conocida como la Michael Jordan femenina y su historia es curiosa ya que primero se casó con su novio del instituto y tuvo un hijo. Años después Swoopes se divorció y, en 2005, anunció públicamente su condición homosexual. Actualmente, retirada de las canchas, vive con su pareja, la también ex-jugadora de baloncesto Alisa Scott.

Casos en el tenis femenino
Probablemente el deporte en donde se han producido más salidas del armario ha sido en el tenis y, más concretamente, en el femenino. Martina Navratilova es quizá el icono del movimiento gay en el deporte. Con 18 títulos de Grand Slam, la tenista checa es una de las leyendas del tenis mundial. En la mitad de su carrera, en 1981, se nacionalizó estadounidense y reveló públicamente su orientación sexual. Desde que lo hizo ha tenido parejas célebres y ha trabajado como activista en numerosas ocasiones.

El otro caso destacado en el tenis es el de la francesa Amélie Mauresmo. En 1999, con tan sólo 19 años, llegó a la final del Open de Australia, que perdió con Martina Hingis. La suiza dijo que sintió que su rival no era una mujer, sino un «medio hombre». La polémica copó portadas hasta que, pocos días más tarde, Mauresmo admitió públicamente su homosexualidad. Posteriormente llegó al numero uno del ranking en 2004 y ganó el Open de Australia y Wimbledon en 2006 antes de retirarse en 2009.

El ciclismo escocés
En el deporte de las dos ruedas en Escocia encontramos dos casos llamativos. El primero de ellos es el del ciclista de los años 80 Robert Millar quién casi desbanca en la Vuelta de 1985 a Pedro Delgado. Millar, un ciclista tímido y reservado, fue profesional durante once años y después desapareció de la vida pública. Nadie parecía saber nada de él hasta que un periodista empezó a indagar sobre su paradero y descubrió que Millar se había convertido en una mujer tras una operación de cambio de sexo. Actualmente se llama Philippa York y vive con su compañera Linda Purr. Millar había estado casado antes con una mujer y es uno de los pocos casos de transexualidad en el mundo del deporte.

