Artículo publicado en Zoomnews.es el 26 de enero de 2013
Desde el comienzo del mundial, Valero Riveraseñaló la defensa como el factor que podría llevar a España a conquistar su segundo Mundial. Y sus pupilos se aplicaron en cumplir la lección, tanto que la selección es el equipo que menos goles por partido ha encajado en la competicición, poco más de 20, un bloque compacto por encima de las individualidades y donde en cada partido cambian los protagonista ofensivos. Mientras, Dinamarca se ha caracterizado por su juego dinámico en ataque y es el equipo más eficaz ofensivamente con 272 goles, 34 en cada ocasión. En los nórdicos destacan la velocidad y acierto de sus extremos y su mortífero contraataque con Anders Eggert, el mejor en la semifinal contra Croacia, máximo goleador y en estado de gracia durante todo el torneo.
Así, la mejor defensa tendrá que frenar al mejor ataque para poder ser profeta en su tierra, como ya ha conseguido hacerlo en las segundas partes contra Alemania y Eslovenia donde maniató las ofensivas rivales. Como señalaAlbert Rocas, “la clave es parar su contraataque para que no corran y sus extremos no puedan tener oportunidades”.
Otra de las claves también estará en la inspiración en la portería, una faceta en la que José Manuel Sierra en cuartos y Arpad Sterbik en semifinales han sido decisivos para España, como ayer lo fue Niklas Landin para los daneses, quizá el mejor portero del mundo en la actualidad.
Y es que Dinamarca llegará crecida tras su gran victoria ante Croacia. Para Mikkel Hansen, uno de los mejores jugadores del mundo, tras eliminar a los balcánicos, “el mejor equipo del torneo a mi juicio”, la clave de la final será “tener velocidad en las piernas y en las manos, tanto en defensa como en ataque para tratar de imponer un ritmo alto de juego” y advierte que “jugar contra España en su casa no nos asusta porque el año pasado ya fuimos campeones de Europa contra Serbia en Belgrado”.
Tres derrotas contra Dinamarca en los últimos tres campeonatos
Contra Dinamarca, los precedentes más recientes no son nada positivos. Hace dos años venció a España en las semifinales del mundial para luego caer en la final con Francia en una cita en la que España fue bronce. Despuès, en los Juegos de Londres, los daneses se impusieron a “los Hispanos” en la segunda fase aunque luego ambas selecciones cayeron en cuartos de final. Más dolorosa fue la semifinal del europeo del año pasado en donde derrotaron a los de Valero Rivera por un solo gol antes de ser campeones. Pero para el seleccionador “no desprecio la plata porque no la hemos conseguido nunda en mi época pero queremos ser campeones”, un oro que culminaría el abrumador palmarés de una leyenda del balonmano mundial desde el banquillo del FC Barcelona.
La final será la quinta para la selección en una gran competición tras el oro de Túnez en el mundial 2005 y las tres platas europeas conseguidas en los años 96, 98 y 2006. Los antecedentes como local no son los mejores, pues en el Campeonato de Europa de 1996 la entonces poderosa Rusia asaltó Sevilla en la final llevándose el triunfo por un solo gol y en los Juegos de Barcelona España tuvo que conformarse con ser quinta.
Para Dinamarca, es su tercera final en los últimos cuatro torneos donde sólo falló en la cita olímpica de Londres. Perdió la final del anterior mundial contra Francia pero el año pasado fue campeona de europa ante Serbia en Belgrado. En esta ocasión, el seleccionador danés Ulrik Wilbek, campeón de todo con la selección femenina danesa (europeo y olímpico en 1996 y mundial en 1997) antes de tomar las riendas de la masculina, considera a España favorita aunque señala que “estamos donde queríamos estar, hemos sido campeones de Europa dos veces pero nunca campeones del mundo. Es nuestro sueño y queremos cumplirlo el domingo. España es un equipo muy rápido, como nosotros y preveo un partido muy ajustado.
La final se prevé de poder a poder, por lo que el jugar en casa tendría que ser decisivo, pese a que la grada del Sant Jordi en semifinales estuvo muy lejos de las de Zaragoza o Madrid a la hora de animar. Algo que desean los jugadores, “espero que se caliente más para la final” en palabras del pivote Gedeón Guardiola, acostumbrado a los ambientes caldeados de la Bundesliga alemana. Lo mismo opinaba el especialista defensivo Viran Morros, barcelonés, que señalaba tras la semifinal que el pabellón había estado un poco frío y necesitaban más apoyo para la cita decisiva. Un aliento que, en palabras del gran capitán,Alberto Entrerrios, curtido en mil batallas, es fundamental para “meter presión sobre el rival e incluso sobre los árbitros, aunque deportivamente” apuntilla antes del que será su último partido como internacional.
En busca de una mayor repercusión mediática y de la vuelta de los patrocinadores

El otro apoyo que se espera es el de las audiencias televisivas, que han ido creciendo poco a poco y que, como señalaba Albert Rocas tras la semifinal, “debe ser considerado otro éxito porque que el balonmano sea seguido masivamente es algo que este deporte necesita mucho”. La semifinal la vieron casi un millón cuatrocientas mil personas en la Primera, algo menos de un 11% de los que en ese momento veían la televisión pero superior a las de octavos o cuartos de final con un 5% y casi un 8% respectivamente en Teledeporte. Para la final se espera y se desea un seguimiento multitudinario que ayude a relanzar este deporte.
Y es que aunque las audiencias van creciendo durante el mundial aún quedan lejos del impacto del balonmano en Francia, Alemania o, en este caso, Dinamarca donde medio país sigue a su selección por televisión en los grandes torneos, cuando el segundo deporte nacional supera incluso al todopoderoso fútbol y el país se paraliza. Mientras, en España, el balonmano nunca ha llegado a ser masivo (tiene una feroz competencia en otros deportes) y necesita imperiosamente una mayor repercusión para evitar la huida de más patrocinadores tras la desaparición de equipos míticos como el Portland San Antonio pamplonés o la reconversión del Ciudad Real en el Atlético de Madrid, por citar solo algunos ejemplos. También necesita ese impacto e inversión para que los mejores jugadores nacionales no tengan que emigrar y vuelvan a hacer de la liga Asobal un referente en Europa. En definitiva, una final para invertir los precedentes con Dinamarca y soñar con un nuevo éxito del deporte español y, también, por qué no, con un futuro mejor para el balonmano.