Por DANIEL RIOBÓO BUEZO (@danirioboo)
¿Ángel o demonio? ¿Héroe o villano? Amado por unos y odiado por otros, Mourinho concibe el fútbol como una confrontación constante. Como en ‘El Arte de la Guerra’ de Sun Tzu, no duda en aplicar estrategias maquiavélicas en las que el fin siempre justifica los medios. Cada partido para él es una batalla en la que hay que sorprender al adversario y buscar el triunfo al precio que sea, desestabilizando, provocando e incluso metiéndose en un nuevo charco si es preciso.
Día tras día, semana tras semana, José Mourinho no para de dar titulares. Su enésimo cabreo con los árbitros, otro enfrentamiento con un rival como con el «Mono» Burgos durante el último derbi madrileño, un nuevo desplante a la prensa…El portugués no puede estar tranquilo, relajado o disfrutando, incluso cuando vence maquina una venganza personal o tiene un ajuste de cuentas pendiente.

Desde su llegada al banquillo del Real Madrid Mou las ha tenido de todos los colores, para regocijo de los polemistas y hartazgo del resto. Pero la forma de actuar de Mourinho no es nueva para quien le conocía ya antes. Primero en Portugal, a su paso por el Chelsea con sus enfrentamientos con el Arsenal o el Liverpool, o en Italia cargando contra Milan y Juventus, allá donde va triunfa, en lo deportivo y en la polémica mediática. Una persona que se autodefine como «The Special One» o, más recientemente, como «The only one» es alguien que parece encantado de conocerse a sí mismo y a su llegada a España no podía haber actuado de otra forma. Sus encontronazos dan para un libro, recordaremos solo los más significativos.
El menosprecio a Pellegrini
Manuel Pellegrini entrenó al Real Madrid durante la temporada 2009-2010. Con una plantilla inferior a la dispuesta por Mourinho, fue segundo en la liga ante un intratable Barcelona con 96 puntos aunque en la Liga de Campeones y la Copa del Rey cayó antes de lo previsto. Un sector de la prensa deportiva hizo una campaña en su contra, el chileno no les interesaba como entrenador madridista. Pellegrini es un entrenador serio y educado, no dice una palabra más alta que la otra y no genera polémicas, quizá no vende periódicos. Fue despedido y sustituido por nuestro protagonista y, aunque ahora está haciendo historia con el Málaga, Mourinho también aprovechó para infravalorarle cuando tuvo la primera ocasión.
Los árbitros en la Champions League
En su afán por pasar a la historia como el mejor entrenador, tras haber ganado ligas en cuatro países diferentes, Mourinho quiere ser el primer técnico en ganar tres Champions League con tres equipos diferentes. Y, cuando no puede ser, lejos de aceptar posibles errores arbitrales, ha cargado contra los colegiados para justificar resultados desfavorables. Sus rajadas son continuas aunque la más memorable fue la que hizo contra la UEFA tras perder en el Bernabéu con el Barcelona en las semifinales de 2011. ¿Estaba justificada o era una excusa para que no se hablara de su planteamiento conservador?
La batalla de desgaste con Guardiola
En su táctica de buscar el enfrentamiento como forma de desgastar al rival, a partir de su llegada a Madrid, Mourinho siempre le buscó las cosquillas a Pep Guardiola y, poco a poco, fue consiguiendo su objetivo. Desde el escándalo de la Champions hasta sus provocaciones en los partidos previos de liga, la presión a la que sometió al Barça fue tal que, finalmente, consiguió que el entrenador más deseado del mundo explotara en la previa del partido de semifinales de la Liga de Campeones en 2011.
En esa primera temporada la táctica de desgaste no surtió los efectos deseados porque el Madrid sólo obtuvo la Copa y el Barça de Guardiola se llevó Liga y Champions. Sólo unos meses después la beligerancia estalló en pleno verano en la vuelta de la Supercopa. En medio de la tángana al final del partido de vuelta, Mourinho le metió en dedo en el ojo a Tito Villanova y este le correspondió con una bofetada. Para algunos se trató del dedo que señalaba el camino pero para la mayoría fue una rabieta barriobajera. Durante la segunda temporada de Mourinho la guerra psicológica continúo y finalmente le dió resultado. El Madrid ganó la Liga con números de récord y Guardiola, probablemente hastiado, decidió terminar su etapa blaugrana para tomarse un año sabático tras cuatro temporadas repletas de triunfos.

Enfrentamientos en su propia casa
Pero Mourinho no sólo ha tenido enfrentamientos contra sus rivales, también los ha tenido en su propio club. Su falta de sintonía con Jorge Valdano fue evidente desde el principio y, en su segunda temporada, el portugués consiguió que Florentino Pérez prescindiera de Valdano y le otorgara más poder. El técnico de Setúbal también ha tenido roces con pesos pesados del vestuario como Sergio Ramos o Casillas a los que ha pedido más implicación en sus críticas arbitrales o ha castigado tras cada declaración o gesto de rebeldía ante su autoridad. Su último enfrentamiento «intramuros» ha sido con el entrenador del Castilla, Alberto Toril, al que ha desacreditado por ir «por libre» mientras cuestionaba la política de cantera del club. E incluso varias veces ha criticado la falta de apoyo de los aficionados del Santiago Bernabéu. Mourinho lo tiene claro, quiere fidelidad absoluta a su causa, o se está con él o se está contra él.

Así, las preguntas que nos hacemos todos son, ¿por qué un entrenador tan exitoso quiere estar siempre en el centro de la polémica? ¿Le compensa al Real Madrid? ¿Hasta que punto su actuación ha perjudicado la imagen y el famoso «señorío» del club? Todo apunta a que Florentino Pérez ha dicho basta y que esta va a ser la úlitma temporada del portugués en el banquillo de la Castellana, pese a que tiene contrato hasta 2016. Incluso parece que «The Special One», hábil controlador de la comunicación, está perdiendo la batalla en los medios. Si el equipo gana la décima Champions se irá por todo lo alto. De no ganar nada, el presidente tendrá la coartada perfecta para rescindir su contrato, aunque a un coste millonario. Si así es finalmente, a Mourinho nunca le faltarán pretendientes ni dejará de acompañarle la polémica, de eso podemos estar seguros.