Por Daniel Riobóo Buezo (@danirioboo)
El órdago independentista lanzado recientemente por el presidente catalán Artur Mas está haciendo correr ríos de tinta en la prensa y es motivo de debate en la calle y las redes sociales. Hay quien piensa que se trata de despecho al no conseguir del gobierno el pacto fiscal que disfrutan Navarra y el País Vasco. También se ha dicho que es una cortina de humo y una táctica electoralista para que no se hable de su gestión de cara a las elecciones del 25 de noviembre. Y, para muchos, supone una verdadera apuesta por un estado propio que recoja el sentimiento catalán.
No es muy conveniente mezclar política y deporte pero se hace continuamente y, en este caso, el gobierno catalán está buscando la adscripción a su causa de los equipos y deportistas catalanes para aumentar su repercusión. Sin ir más lejos, en el último Barça-Madrid se recogió esta reivindicación independentista con un recuerdo en el minuto 17:14 a lo ocurrido en 1714 en la guerra de sucesión española.
El caso de Guardiola y las renuncias a la selección
Quien también se ha visto en el centro de la polémica ha sido Josep Guardiola tras sus declaraciones en la que afirmaba que daría su voto a la independencia de Cataluña con motivo de la manifestación de la última Diada. Guardiola defendió la camiseta de la selección española en 47 ocasiones, por lo que sus declaraciones han recibido críticas como las de Alfonso Pérez, compañero suyo en la selección que ganó el oro olímpico en Barcelona 92. Lo curioso es que tan sólo unos días después de sumarse a la petición independentista Guardiola manifestaba que no descarta entrenar a la selección española.
Pero lo que es cierto es que, hasta ahora, muy pocos deportistas se han negado a acudir a la llamada para defender a la selección española, tanto en Cataluña como en Galicia o el País Vasco. El primer caso de renuncia fue el del defensa de la Real Sociedad Iñaxio Kortabarría que, tras jugar cuatro partidos con el combinado nacional entre 1976 y 1977, se negó a volver a la selección por su afinidad con el independentismo vasco.
Otro ejemplo es el del lateral zurdo del Compostela Nacho en los años noventa. Tras subir a primera división con el equipo gallego, el entonces seleccionador Javier Clemente pensó en convocarle. Poco después el jugador aprovechó el altavoz de los medios para dar a conocer su simpatía por el nacionalismo gallego y su nulo interés en jugar por España.
Ya en el siglo XXI, el ex jugador del FC Barcelona Oleguer Presas también estuvo en medio de la controversia. En 2005 el defensa fue convocado por Luis Aragonés a una convivencia de la selección española a la que no dudó en acudir aunque posteriormente nunca debutó con La Roja. Sus simpatías por el independentismo catalán y su defensa de una selección catalana pesaron más que su escaso deseo de ser internacional y así se lo hizo saber al seleccionador.
Casos de doble nacionalidad
Existen otros casos, no de renuncia, sino de haber optado por jugar con otras selecciones al tener la doble nacionalidad. Como el de Fernando Amorebieta, defensa del Athletic de Bilbao y venezolano de nacimiento, que ha preferido jugar por el combinado «vinotinto» antes que esperar una llamada de la selección española.
En Alemania se dan varios ejemplos similares, como el de Mario Gómez. El actual 9 de Alemania, hijo y nieto de españoles, ha preferido jugar por la selección teutona, al igual que Gonzalo Castro. El centrocampista del Bayer Leverkusen debutó con la selección sub 19 española pero posteriormente se decantó por la Mannschaft con la que ha jugado en cinco ocasiones. El último caso es el del ex canterano del Real Madrid Joselu que, tras emigrar a la Bundesliga, recientemente ha declarado que pretende pedir la nacionalidad alemana y que le gustaría jugar con su selección.
Legalidad y federaciones propias
En cuanto a la petición de selecciones propias, tras la última sentencia del Tribunal Constitucional, Cataluña vio respaldada su intención de poder competir internacionalmente en deportes en los que no se pueda enfrentar con España. Esto puede ocurrir cuando no exista la federación española correspondiente, por lo que por el momento Cataluña solo puede tener selecciones propias en deportes minoritarios.
Un caso similar ocurre con el País Vasco que sólo puede competir como tal en deportes en los que no existe federación española o si España no participa como tal, como ocurre en algunas modalidades de bolos (katxete, hirutxirlo), los harrijasotzailes (levantadores de piedras), trontzalaris (cortador de troncos con sierra), idi probak (arrastre de bueyes), aizkolaris (cortador de troncos con hacha) y sokatira (tirar de la cuerda).
El caso de las selecciones británicas de fútbol
Habitualmente se pone el ejemplo de las selecciones de fútbol de Escocia, Gales o Irlanda del Norte para pedir la oficialidad de las selecciones catalana o vasca. En este caso conviene aclarar que la Asociación escocesa de fútbol fue fundada en 1873, (es la segunda asociación de fútbol más antigua del mundo tras la inglesa). Así, es una de las pocas asociaciones de fútbol que, sin representar a un estado independiente, está aceptada como miembro de la FIFA y la UEFA, al ser anterior a su fundación ya que la Federación Internacional de fútbol no se creó hasta 1904 y la UEFA mucho más tarde.
Un caso similar ocurre con la Asociación de fútbol de Gales creada en 1876 o con la Asociación irlandesa de fútbol, fundada en 1880 y garante de la oficialidad de la selección de Irlanda del Norte. Lo mismo ocurre en el rugby, con una excepción, las dos Irlandas compiten como un único país. Un caso distinto es el olímpico ya que el Comité Olímpico Internacional no les permite competir con selecciones propias en los JJOO sino bajo la bandera de Gran Bretaña.
De momento sólo selecciones autonómicas
Así que, por el momento, las selecciones catalana y vasca se tendrán que conformar con competir internacionalmente en los deportes que no cuentan con Federación española o mediante partidos amistosos como los que celebran anualmente las distintas selecciones autonómicas durante el parón navideño de la liga de fútbol.
Para poder hacerlo como selecciones propias antes tendrían que ver su independencia reconocida, tras un proceso legal complejo y mediante la celebración previa de un referéndum de autodeterminación. Solo entonces sus selecciones podrían tener identidad internacional propia y ser parte de un curioso grupo de clasificación que pudiera agrupar a Andorra, Gibraltar, Cataluña, País Vasco y España. Quien sabe, la historia da muchas vueltas.