Argo o cómo escapar de la revolución iraní

Las películas basadas en historias reales ya tienen de por sí ganado el favor de gran parte del público. Y si se trata de operaciones desclasificadas por la CIA, mejor que mejor. En esta categoría entra Argo, un thriller político sobresaliente que descubre una historia que, fuera de Estados Unidos, era prácticamente desconocida. En su país salió a la luz pública a partir de 1997, cuando el archivo secreto de la operación de la central de inteligencia norteamericana fue desclasificado por Bill Clinton.

El contexto histórico es apasionante. En 1979 la revolución de Jomeini se hace con el poder en Irán y el Sha de Persia se ve obligado a pedir asilo político (con unos cuantos millones de dólares en la maleta, por supuesto) en Estados Unidos. El nuevo régimen islámico iraní pretende que el Sha sea devuelto para poder juzgarle. Así, la mejor forma de forzarlo fue irrumpir en la embajada de Estados Unidos y capturar como rehenes a más de 60  súbditos estadounidenses, salvo a seis trabajadores de la embajada que se esconden en la residencia del embajador canadiense en Teherán.

Partiendo de esta premisa, el quebradero de cabeza de la CIA es cómo poder sacar a su personal diplomático del país sin ser detectado por los guardias revolucionarios. Tras barajar varias opciones disparatadas, el agente secreto Tony Méndez propone la más descabellada de todas, fingir el rodaje de una película de ciencia ficción en Irán para hacerles pasar como parte del equipo, todos de nacionalidad canadiense. Y hasta aquí podemos contar.

Otros títulos recientes ambientados en Irán

Argo no es la única película de los últimos años que trata la revolución iraní. En 2007 se adaptó para la gran pantalla la novela gráfica «Persépolis» en la que se detallan las vivencias de su autora, Marjane Satrapi, una joven iraní que tuvo que refugiarse en Francia por no comulgar con el régimen revolucionario. La película de animación fue una de las revelaciones del año y fue la representante francesa en la lucha por el Óscar en el año 2008, aunque finalmente no pudo llevarse la estatuilla.

Ben Affleck, ¿el próximo Clint Eastwood?

Argo es una bomba de relojería perfectamente milimetrada y mantiene el suspense sin bajar el nivel durante las dos horas que dura. Pero también es un divertimento y reparte proporcionadamente numerosas dosis de humor para aliviar la tensión a lo largo del metraje. La película es uno de los grandes títulos del año y confirma a Ben Affleck (a la par el principal intérprete de la película) como un gran director en su tercera experiencia tras las cámaras. Su carrera empieza a parecerse a la del gran Clint Eastwood, mejor director que actor, por lo que no hay que perderle de vista ante sus próximos proyectos.

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