John Carlin , periodista y escritor británico, ha ejercido como corresponsal en diferentes países, entre ellos en Sudáfrica donde trabajó de 1989 a 1995. Su cobertura de la actualidad del país le permitió vivir los hechos fundamentales en su historia reciente: el fin del apartheid, la salida de la cárcel de Nelson Mandela tras 27 años, su elección como el primer presidente negro de la historia del país o la consecución del primer mundial de rugby para Sudáfrica, tema central del filme. Su conocimiento de Nelson Mandela y del hecho concreto de su utilización del rugby como herramienta política de reconciliación inspiró su libro “Playing the enemy” (“El factor humano” en su traducción al español).
Del libro a la película, el encuentro casual con Morgan Freeman
Como el propio Carlin relata, fue en un viaje que hizo a Estados Unidos para escribir un reportaje cuando la casualidad le llevó a conocer a Morgan Freeman, un encuentro decisivo para que la película se hiciera realidad. El actor llevaba años queriendo interpretar a Nelson Mandela pero no encontraba el proyecto adecuado, ya que la autobiografía del político, “Un largo camino hacia la libertad” no terminaba de convencerle como material para una película. El encuentro de ambos fue fundamental para la posterior gestación del guión inspirado en el libro y para que Freeman, productor ejecutivo de la cinta, convenciera a Clint Eastwood para dirigirla y a Warner Bros para producirla.
El rugby, el deporte más noble convertido en herramienta política
Existe una frase que aparece también en la película y que afirma que “el fútbol es un deporte de caballeros jugado por cerdos mientras que el rugby es un deporte de cerdos jugado por caballeros”. Pues bien, el rugby es la herramienta que Nelson Mandela utilizó para lograr la reconciliación nacional tras casi cincuenta años de segregación racial legal en Sudáfrica.
El rugby siempre fue el deporte de los blancos (y de los ricos) y el fútbol el deporte de los negros (y de los pobres), ambos simbolos de un país claramente dividido en dos. El deporte del balón ovalado estaba tan ligado al apartheid que los «Springboks» habían estado sancionados sin poder participar en las dos primeras ediciones de la Copa del Mundo . Mandela tuvo la visión de aprovechar la primera participación y la organización del torneo por Sudáfrica en 1995 para desterrar el racismo, olvidar la venganza, fomentar el perdón y unir a todo un país bajo el lema de “un deporte, un país”.
Mandela, un mito para la liberación africana
La historia reciente de Nelson Mandela es conocida por el gran público. Militante activo en la lucha contra el apartheid, fue encarcelado por su participación en actos de resistencia armada al ser considerado por el régimen como un terrorista. Durante sus 27 años de cautiverio en la prisión de Robben Island, en frente de Ciudad del Cabo, Mandela no dejó de participar en la causa de la liberación negra convirtiéndose en la figura más conocida en la lucha contra el racismo.
El progresivo aislamiento del régimen propició su liberación en 1990 y la consiguiente transición del país hacia una democracia que celebró sus primeras elecciones libres en 1994 eligiendo a Mandela como primer presidente democrático. Un año antes le había sido otorgado el premio nobel de la paz junto a Frederik De Klerk, el último presidente del antiguo régimen y con quién Mandela puso en marcha la política de reconciliación nacional. Mandela, conocido familiarmente como Madiba, el apelativo de los sabios de su tribu, prefirió elegir el perdón a la venganza y trabajó por la integración entre negros y blancos y por la pacificación del país.
Morgan Freeman, nacido para interpreter a Mandela
Según Clint Eastwood, Morgan Freeman era el mejor actor capaz de interpretar a Nelson Mandela, una opinión que también comparte el líder sudafricano. Freeman le conoce personalmente, le había estudiado, llevaba tiempo queriendo interpretarle y además fue quién impulsó el proyecto, así que Eastwood no tuvo que romperse la cabeza a la hora de buscar al protagonista de “Invictus”.
El resultado no deja lugar a la duda, Freeman es capaz de mimetizar a Mandela y su interpretación es totalmente convincente. El otro personaje clave de la historia, el capitán de la selección sudafricana de rugby, François Pienaar, es interpretado por Matt Damon, que estuvo entrenando con un equipo profesional de rugby y esculpió su físico para no desentonar al lado de los fornidos actores que hacen de jugadores, entre los cuales curiosamente se encuentra uno de los hijos del propio director.
Clint Eastwood, la longevidad hecha vitalidad
“Invictus” supone la trigésima película de Clint Eastwood como director, aunque no la última ya que actualmente se encuentra rodando “Hereafter”, que será estrenada en los próximos meses. La energía de Eastwood es sorprendente ya que en los últimos años ha rodado a un ritmo de prácticamente una película por año, e incluso dos, una vitalidad increíble a sus 79 años.
Eastwood afirma que continuará dirigiendo mientras le sigan llegando proyectos interesantes, algo que ocurrió cuando Morgan Freeman le propuso llevar a la pantalla la obra de John Carlin, petición a la que no pudo resistirse. El rodaje tuvo lugar íntegramente en Sudáfrica, con localizaciones como los propios estadios donde tuvo lugar la Copa del Mundo de rugby o en los prestigiosos estudios Waterfront de Ciudad del Cabo y gran parte del equipo que participó en la película fue sudafricano. El resultado es «Invictus», una obra que sin duda estará entre las mejores películas de 2010.